LA EVOLUCIÓN DE LA ACUMULACIÓN

La gente continuará acumulando cosas mientras dure el tiempo de la preocupación.

Daniela Suárez
Columnas
Foto: Especial
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La juventud debe acumular; la vejez, usar.

Séneca

En estos momentos de crisis, de miedo, de angustia e incertidumbre hay otra cosa que parece ser común: la necesidad de acumular. Acumular comida, ropa, papel de baño, amigos en nuevas aplicaciones virtuales, videos para compartir, memes, frases, libros, películas y series por ver.

Cualquier cosa que nos “salve de la cuarentena” es bienvenida a nuestras casas. Le abrimos la puerta, la dejamos pasar, la acomodamos por color, sabor, intensidad, fragancia y estado de ánimo.

Y así poco a poco vamos llenando nuestros estantes, closets, alacenas, cocinas, armarios, pantallas, televisores, libreros y teléfonos móviles.

Vamos acumulando cosas por hacer, cosas ya realizadas, pendientes, tareas y listas de situaciones y momentos que nos urge vivir. Acumulamos noticias, opiniones y también opciones. Quizá cuando vamos al supermercado veamos el carrito de la persona de al lado completamente repleto y al voltear a ver el propio ignoremos que también va lleno de cosas que seguramente no necesitamos. Y lo peor del asunto es que internamente seguro juzgamos a la persona de al lado que vimos con el carro también lleno. ¿Pero por qué es esto?

De acuerdo con Stephanie Preston, experta en neurociencia conductual y quien ha estudiado por 25 años el comportamiento del acumulamiento, esto es normal y hasta esperado: las personas solamente actúan de la manera en la que la evolución las ha transformado. El hecho de acumular es un comportamiento totalmente normal y adaptativo que se presenta cada vez que hay una desigualdad en el suministro de recursos. De hecho todos acumulamos, incluso durante las mejores épocas, y ni siquiera lo pensamos.

Cooperar

En general al ir al supermercado compramos dos pastas de dientes, cuatro kilos de arroz, varias barras de chocolates y tenemos ahorros. De acuerdo con la experta esto también es un tipo de acumulamiento. Y es algo normal en varias especies; tanto ardillas como ratas canguro y otros animales se dedican a encontrar comida, la acumulan, entierran y vuelven a encontrar una vez que tienen hambre. Este comportamiento refleja una capacidad cerebral que tenemos para adquirir y guardar recursos que no siempre están garantizados. Y lo más notorio es que estos comportamientos no están motivados por la lógica sino por el deseo íntimo de sentir seguridad.

Cerebros de diversas especies usan estos sistemas neuronales antiguos para garantizar el acceso a los elementos necesarios. Así que cuando comenzamos a ver en las noticias que las tiendas tienen pocas unidades de elementos necesarios y que probablemente debamos quedarnos en casa y tener poco contacto por varias semanas, el cerebro se programa para acumular: esto nos hace sentirnos seguros, menos estresados y nos protege ante la emergencia.

“La gente continuará acumulando cosas mientras dure el tiempo de la preocupación y a la vez criticarán a aquellos que sigan acumulando. Son comportamientos normales y adaptativos que evolucionaron hacia un balance”, asegura Preston.

Sé que estamos pasando por un tiempo de angustia e incertidumbre, pero considero que todos podemos cooperar dando algo; desde quedarnos en casa, salir a trabajar, compartir un kilo de arroz, o hasta no compartir información falsa; tal vez esto nos hará retomar poco a poco la calma.