MAGNETISMO APRENDIDO

El carisma es fascinación más allá de únicamente atracción.

Daniela Suárez
Columnas
Foto: Especial
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El vértigo significa que la profundidad que se abre ante nosotros nos atrae, nos seduce, despierta en nosotros el deseo de caer, del cual nos defendemos espantados.

Milan Kundera


¿En qué se piensa cuando se habla de carisma? Quizás en un tipo de atracción inevitable, o un magnetismo hacia alguien. Pero casi todas las veces tal vez pensemos en algo completa y totalmente inexplicable. Esa vibración casi imperceptible que nos orilla a voltear a ver a ciertas personas. No tiene que ser necesariamente una atracción sexual: vale con que entendamos que ciertas personas al entrar a una habitación paran los segundos y todos las volteamos a ver.

¿Serán sus sonrisas? ¿O será su forma de ser? Capaz que es el brillo de sus ojos o su manera de expresarse. Si nos basamos en la definición textual de carisma la Real Academia Española lo explica como “especial capacidad de algunas personas para atraer o fascinar”. Y coincido con ello: el carisma es fascinación más allá de únicamente atracción.

Pero ¿nacemos con ello y si no lo poseemos estamos condenados a nunca vivirlo ni experimentarlo en carne propia? ¿O podemos aprenderlo de manera intuitiva?

Práctica

De acuerdo con una entrevista realizada a José Luis Martín Ovejero, experto en comunicación no verbal y oratoria, publicada en el diario El País, el carisma se puede aprender. Asegura que la mirada y el atractivo personal son algunos de los rasgos importantes para poder ejercerla. Para el experto existen dos tipos de personalidades con carisma: aquellas que entran a un cuarto y sin saber nada de ellas tienen esta capacidad de atraernos como polillas hacia la luz. Otras que también nos logran atraer son aquellas que lo hacen mediante su ejemplo. “En este caso, más que atraer por su forma de comunicar lo hacen porque los demás consideramos que su manera de ser y actuar es digna de admiración, provocando atracción y seducción”, asegura.

Tal vez no todos hemos sabido cómo sacar estas cualidades dentro de nuestra personalidad o simplemente no nacimos con esta facilidad. Sin embargo Ovejero asegura que se puede practicar. El ejemplo es muy sencillo: ¿por qué si algunos intentamos repetir un discurso con exactamente las mismas palabras no nos sale igual que a las personas que nacieron con magnetismo?

La diferencia, según Ovejero, es que las personas que tienen carisma exteriorizan las siguientes características: “Pasión, convicción personal en lo que cuenta y seguridad, principalmente. La cara debe reflejar emociones coherentes con el contenido del mensaje: enfado, alegría, tristeza… La sonrisa es tremendamente atractiva para quien la observa. También unos ojos que nos miran atrapan nuestra atención y parecen transmitir mayor sinceridad y poder de persuasión que una mirada huidiza”. El experto a la vez asegura que los gestos manuales deben siempre ir en sintonía y tener coherencia con el mensaje que pretendemos dar.

Si bien el carisma es cosa que se puede practicar (sin asumir que será fácil conseguirlo a la primera) tenemos como ejemplos a varias personas para lograrlo. No todas lo han logrado únicamente por ser atractivos físicamente o porque nacen con ello sino que también tienen un je ne sais quoi que les ayuda a mostrar su magnetismo. Por ejemplo: Freddie Mercury, Michelle y Barack Obama, Gandhi, Rafael Nadal, Marilyn Monroe, Will Smith, Mick Jagger y Paul McCartney, por nombrar algunos.

Quizá nos tome más de un día poner en práctica los puntos de Ovejero pero la buena noticia es que podemos lograrlo. Y tú, ¿eres una persona carismática?