CARAS CREADAS

Este fenómeno tiene un nombre y se le conoce como pareidolia.

Daniela Suárez Roel
Columnas
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Si llegara a ver su rostro dentro de mi corazón, no querrían ya mis ojos mirar afuera.

Judah Haleví

La mente humana es muy curiosa. Es capaz de imaginar, de crear, de entender, de cuestionar y sobre todo es capaz de explorar. Es interesante. Nos enseña a pensar y ante las situaciones más difíciles tiene la capacidad para sobresalir y adaptarse. La mente humana es diversa y casi única como lo es una huella dactilar.

Cada persona piensa de forma distinta y eso se debe a la magnífica intensidad personal que llevamos dentro. Si bien el dicho cada cabeza es un mundo puede sonar muy trillado estoy segura de que conlleva algo de verdad.

La mente es tan extensa como propensa a ver cosas inimaginables y les da vida aunque no estén ahí.

Este fenómeno tiene un nombre y se le conoce como pareidolia, palabra que proviene del griego: para, que significa “anormal”, y eidolon, que significa “imagen”. En pocas palabras, digamos que es la experiencia de reconocer una imagen que nos resulta familiar en un objeto que no está relacionado. Por ejemplo, cuando vemos la imagen de un conejo en la Luna o encontramos que una nube tiene forma de elefante. Hasta hay casos muy sonados de cuando gente dice ver la imagen de Jesús en panes tostados o frutas y al subirlas a sus redes sociales muchas personas encuentran el mismo parecido.

La pareidolia tiene una explicación y es simplemente un error de la mente humana: es la tendencia de percibir patrones en circunstancias extrañas. Es ver rostros donde no los hay y encontrar figuras que supuestamente reconocemos en objetos que no tienen nada que ver.

¿Y qué causa la pareidolia? Es algo tan sencillo como que nuestros cerebros están programados para encontrar y reconocer ciertos patrones. De hecho, es esencial para nuestra supervivencia: sin ella seríamos incapaces de contar con funciones tan básicas como crear mapas mentales, evadir el peligro y hasta identificar comida.

Cualidad

El hecho de reconocer patrones nos ayuda en otras habilidades, como el razonamiento, la capacidad de hablar, tomar decisiones y resolver problemas. Y de acuerdo con algunos neurocientíficos el procesamiento de patrones dentro del cerebro es una cualidad que distingue a nuestro cerebro a diferencia de otros cerebros animales. Por su lado, el reconocimiento facial es una cualidad que es también particularmente humana; durante nuestra evolución nos hemos valido de esta característica para poder protegernos unos a otros, obtener información y colaborar de tal manera para saber si alguien es amigo o es enemigo.

Esta cualidad de reconocimiento facial es algo que sucede en 170 milisegundos y es ahí donde las neuronas pueden equivocarse. En esta pequeña fracción de tiempo pueden hallar una cara donde no la hay y es algo que no podemos controlar y a la vez es algo que no podemos evitar. Por ejemplo, si alguien nos dice que miremos una mancha en la pared con forma de algún animal nuestra mente al verla una vez no podrá regresar a ver su forma “natural” sino que ya siempre la verá como lo que alguien le dijo que era.

La pareidolia es algo que personalmente me parece divertido y es tan casual como imaginativo. ¿Tú qué formas has visto donde no las hay?