DESPEDIDAS CANINAS

“Tomemos unos minutos para demostrarles cuánto los queremos”.

Daniela Suárez Roel
Columnas
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La vida sin un perro es un craso error.

Carl Zuckmayer

Quienes hemos crecido con perros como mascotas somos muy afortunados y quienes tenemos hoy a un amigo peludo en casa definitivamente somos más afortunados aún. Me atrevo a decir con mucha alegría que los perros son animales que nos hacen mejor el día. En las buenas y en las malas están presentes para nosotros, no nos piden mucho y a cambio nos dan felicidad, mucho amor y sobre todo nos enseñan la incondicionalidad.

La incondicionalidad de siempre estar ahí sin importar la situación y de ser los mejores compañeros que no esperan nada de nosotros.

Sin darle muchas vueltas a este pensamiento, estoy convencida de que en muchas ocasiones los seres humanos no merecemos a los perros. Esto es simplemente por el hecho de que son criaturas maravillosas que nos regalan mucho más de lo que les podemos pedir y esto se refleja en situaciones tan sencillas como cuando salimos de casa. Si nos damos cuenta, cuando regresamos nos reciben con la misma alegría con la que nos despidieron, sin importar cuánto tiempo haya pasado.

Y curiosamente ahí radica su bondad, podemos dejarlos un día completo o diez minutos y siempre nos recibirán con la misma alegría. Pero, ¿qué sucede cuando dejamos a nuestros perritos? Investigadores de las universidades de Pisa y Perugia, en Italia, confirmaron que los perros no muestran señales de extrema infelicidad cuando los dejamos solos, pero lo que sí les hace la diferencia es si nos despedimos de ellos con muestras de afecto. Para llegar a esta conclusión los expertos hicieron experimentos con diez perros sanos de entre uno y once años, de diversas razas como mixtos, un labrador y un chihuahueño.

Diferencia

Los exámenes se realizaron en un lugar abierto con bardas y fueron videograbados. Los dueños llegaron al lugar del estudio y saludaron al investigador. En un primer examen le dieron cariño al perro mientras saludaban al experto y en otra ocasión no le hicieron mucho caso. En ambos escenarios midieron el ritmo cardiaco del perro. Enseguida el investigador se quedó con el perro mientras su dueño se escondió durante tres minutos. Después de la separación, regresó el dueño y jugó con su perro por 15 minutos.

Después de estas actividades los investigadores midieron los niveles de cortisol para identificar la cantidad de estrés que tuvieron las mascotas. Estos estudios se hicieron dos veces más después de que pasaron entre cinco y nueve días, para poder comparar los resultados de cada uno.

Los resultados mostraron que los perros que recibieron cariño antes de separarse de sus dueños aunque sea por tres minutos, estuvieron más relajados durante la separación que aquellos que no recibieron ninguna muestra de afecto.

Con esto en mente los investigadores sugieren que quienes tenemos perros planeemos con más tiempo nuestras salidas y nos tomemos unos minutos para demostrarles cuánto los queremos con unas pequeñas muestras de afecto, ya que definitivamente les hará una diferencia.

¿Tú harías esto por tu perro?