ESTRELLAS HUMANAS

Daniela Suárez
Columnas
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Las estrellas son bellas porque tienen detrás una flor que no se ve.

Antoine de Saint-Exupéry

De alguna manera u otra los seres humanos constantemente hemos mostrado interés por lo ajeno, por lo lejano y por la otredad. Lo que nos interesa es la idea de entender que hay algo más allá de nosotros. Por eso mismo seguimos investigando el cosmos, el Universo y lo que existe allá afuera de nuestro planeta.

Muchos creen que hay vida más allá de la Tierra mientras que otros siguen pensando que somos los únicos. Sin importar de qué “lado” estemos algo que ya es un hecho es que se pudo comprobar la creencia antigua de que los seres humanos estamos hechos de polvo de estrellas.

Suena como algo sacado de una película de ciencia ficción, o tal vez una poesía cósmica, pero no lo es.

De acuerdo con un estudio conducido por astrónomos que investigaron 150 mil estrellas dentro de la Vía Láctea para probar la autenticidad de esta antigua creencia el resultado es bellamente sorprendente. El Sloan Digital Sky Survey llegó a la conclusión de que nosotros como seres humanos, y nuestra galaxia, estamos compuestos del mismo tipo de átomos y elementos.

“Por primera vez podemos estudiar la distribución de los elementos alrededor de nuestra galaxia; los elementos que medimos incluyen los átomos que componen 97% de la masa del cuerpo humano”, aseguró Sten Hasselquist, de la Universidad de Nuevo México.

Elementos

Las estrellas se componen por casi dos docenas de elementos químicos pero los expertos enlistaron únicamente aquellos que se consideran como pilares de la vida en la Tierra: carbono, hidrógeno, nitrógeno, oxígeno, fósforo y azufre (abreviados como CHNOPS, por sus siglas en inglés).

Para el estudio los expertos utilizaron la espectroscopia, que mide la interacción entre materia y radiación electromagnética, y así calcularon la presencia de cada elemento. Hallaron que cada elemento emitía una longitud de onda de luz dentro de las estrellas. Para detectar de qué estaban compuestas se calcularon distintos parches oscuros y brillantes dentro del espectro de luz de cada estrella.

Si bien se encontró que tanto las estrellas como los seres humanos estamos compuestos por algunos de los mismos elementos la cantidad que tenemos es sumamente distinta. Por ejemplo la presencia de oxígeno en los seres humanos es de alrededor de 65%, mientras que en el espectro estelar es más bajo de 1%. Así, con cada elemento, la presencia de cada uno fue distinta dependiendo del lugar donde se encontraba dentro de la galaxia. Por ejemplo el Sol se localiza en la orilla de los brazos de la espiral de la Vía Láctea y en este caso los expertos se percataron de que en este tipo de estrellas existen menos elementos pesados, como el oxígeno, ya que no les son necesarios para sobrevivir. Estos elementos se encuentran en mayor escala en estrellas que están más céntricas en la galaxia.

“Es de gran interés humano que ya hayamos podido mapear la abundancia de los elementos mayores encontrados en el cuerpo humano y en miles de estrellas dentro de la Vía Láctea. Esto nos permite poner restricciones sobre cuándo y dónde nuestra galaxia encontró los elementos necesarios para evolucionar”, comentó Jennifer Johnson, profesora e investigadora.

Si bien este hallazgo es meramente científico yo lo relaciono con algo poético: nos da a entender que sí somos parte de algo más grande. Ahora, al dar un beso, un abrazo o un apretón de manos podemos decir que estamos alcanzando al cosmos a través del otro.