Primeras impresiones

Muchas veces lo que se calla hace más impresión que lo que se dice. Píndaro

PAREJA
Foto: gstockstudio
Columnas
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Se dice que solamente logramos una primera impresión. En menos de 20 segundos la gente es capaz de leernos aunque sea a través de una pequeña mirada. Pareciera que todos portamos escáneres en los ojos y que en tan solo un instante ya medimos a la persona que tenemos al frente. Quizá nuestras conclusiones no siempre sean atinadas y por lo mismo requerimos más tiempo para hacer juicios. Sin embargo, hay dos factores que al conocer a una persona por primera vez tomamos en cuenta.

De acuerdo con Amy Cuddy, profesora de la Universidad de Harvard y los sicólogos Susan Fiske y Peter Glick (quienes han estudiado por más de 15 años las primeras impresiones) los seres humanos mostramos patrones similares al conocernos y las interacciones tienen factores comunes. El equipo coincide con que las dos primeras preguntas que resolvemos al conocer a alguien son: ¿puedo confiar en esta persona? y ¿puedo respetarla?

Los sicólogos se refieren a estas dimensiones con los adjetivos de calidez y competencia, respectivamente.

En su libro Presence, bringing your boldest self to your biggest challenge, Cuddy explica que muchas personas, especialmente en el ambiente profesional, prefieren ser percibidas como competentes y creen que este factor es el más importante, ya que desean presentarse como inteligentes y con el talento suficiente como para manejar negocios.

Flexibilidad

Pero algo curioso es que la calidez o integridad (me refiero a generar confianza en las personas) es el factor que más buscamos en aquellos que apenas conocemos. “Desde una perspectiva evolutiva es más crucial para nuestra supervivencia saber si una persona merece nuestra confianza”.

Coincido con Cuddy: considero que si logramos generar confianza en los otros, ya sea en el ambiente laboral, personal, social o civil sería más fácil generar resultados que nos beneficien a todos como sociedad. Mientras no confiemos unos en otros creo que no podremos ser competentes a nivel de equipo.

A la vez hay algo que me resulta curioso. La sicóloga también explica que a pesar de que la competencia es valuada como una mejor cualidad, las personas solamente podemos llegar a la conclusión de que alguien la posee después de que se genera un lazo de confianza entre los dos; es decir, si no hay confianza no hay posibilidad de llegar a pensar que el ser humano que tenemos al frente es competente.

Como ejemplo, el equipo de investigadores comenta el caso de aquellas personas que presentan su inteligencia primero pero dejan fuera la parte social; en otras palabras, se dejan ver como gente que resuelve las cosas rápido pero no son capaces de pedir ayuda o jamás aceptan invitaciones a convivios, lo cual hace que los percibamos como inalcanzables y por ende desconfiemos de ellos.

Me parece realmente interesante que en tan poco tiempo formamos juicios sobre desconocidos, pero creo que jamás debemos olvidar que como nosotros medimos también somos medidos y aunque las varas cambien de tamaño debemos tener la flexibilidad para, en algún momento, poder cambiar un juicio.

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