ADUANAS: BOTÍN DE FUNCIONARIOS Y CÁRTELES

“Las aduanas son esenciales para el comercio exterior y debido a ello se multiplican los ilícitos en ese ámbito”.

Félix Fuentes
Columnas
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Son tan viejos los manejos de las aduanas en contrabandos y en egresos e ingresos mercantiles como la edad misma del planeta. La ocupación aduanal por quienes llegan al poder es esencial en cada gobierno, como en ninguna otra actividad oficial.

Las aduanas son de efectos que enloquecen, debidos al dinero y al poder. En las mismas piensa primero cada nuevo servidor público de la Secretaría de Hacienda o quienes alcanzan influencia en esa dependencia.

Ningún titular de Hacienda deja a un lado a su mejor amigo o a alguien de su confianza para ser colocado al frente de la Dirección General de Aduanas. Los mismos presidentes de la República procuran esa posición.

En estos años los cárteles de las drogas se disputan las aduanas a sangre y fuego. Primero las fronterizas, como las de Laredo, Ciudad Juárez, Mexicali, Tijuana y las del sudeste; para continuar con las marítimas, en primer término las de Sinaloa, Colima, Veracruz y Tampico.

Debido a las excesivas confrontaciones los administradores de aduanas delegan funciones en sus segundos, tanto en vigilancia como en revisiones. Y los de ese menor nivel procuran arreglos con quienes encabezan los cárteles y así eluden peligros que a veces son mortales.

En estos días los concesionarios de agencias aduanales cuentan historias de intensos peligros sobre los “pasos vehiculares”. A ellos les encomiendan los reportes de cada carga que sale o ingresa al país y deben obedecer o padecer las consecuencias.

Les dicen, por ejemplo: “De los 60 tráileres que están por llegar, ninguno será abierto y vas a entregar los reportes, que recibirás por escrito, de los contenidos”.

Ningún concesionario se niega si quiere mantenerse de pie y con buena salud. Esto sucede en cada momento, en todas las aduanas. Son ejemplares las de Nuevo Laredo y su vecina llamada Colombia, donde los manejos multimillonarios son de plena obediencia, de “100%”.

Nada cambia

En este sexenio se lleva el registro de 23 declaraciones del más alto nivel sobre órdenes, promesas, advertencias amenazantes y todo género mediático tendente a repeler la corrupción y cuantos males suceden en las aduanas. Pero nada cambia, más bien empeora en este sector, respecto de sexenios pasados.

Los intereses son cuantiosos y los cárteles imponen su fuerza. Por ello se han registrado tantas víctimas, principalmente en aduanas como las de Tijuana y Nuevo Laredo, o las de Tampico, Veracruz, Miguel Hidalgo, Quintana Roo, Manzanillo, Puerto Vallarta, Mazatlán y otras.

El gobierno quiere eliminar la corrupción aduanera pero si hoy logra un avance con el arresto de contrabandistas, por ejemplo, al día siguiente son evidentes los manejos delictivos de todos los días.

Las aduanas son esenciales para el comercio exterior y debido a ello se multiplican los ilícitos en ese ámbito, no importa cuánto hagan los funcionarios honestos, que no son muchos.

Aumentan en toda la República los contrabandos y demás delitos inherentes a tan intensa actividad. Allí se repite la historia de los organismos policiacos y de cuanto sucede en terminales terrestres, marítimas y aéreas.

Es la historia infinita del mundo. Durará mientras haya humanos con aduanas a su alcance.