EJÉRCITO Y MARINA A SEGURIDAD PÚBLICA: AMLO

Al cabo de un año y cuatro meses la Guardia Nacional carece de habilidad en las investigaciones.

Félix Fuentes
Columnas
Elementos de la policía estatal y la Guardia Nacional acompañados por trabajadores de Cofepris realizaron el cierre de locales no esenciales para evitar la propagación del virus Covid-19.
Dassaev Téllez/Dassaev Téllez

En los ámbitos civiles y de las Fuerzas Armadas abundan comentarios por los movimientos en el Ejército, debido a que sus integrantes están distantes en gran medida de los cuarteles. Se insiste en una militarización no deseada por la población en general.

Al comienzo del régimen actual se anunció la incorporación de los hombres de verde a la Guardia Nacional (GN), la cual se creó para encargarse de la seguridad de México.

Abundaron las voces inconformes por aquello de que los soldados no están adiestrados para investigar, localizar y detener a maleantes. Pero fue decidida esa práctica y sigue en el lopezobradorismo.

Poco o nada pudo hacer la GN con soldados enviados a la caza de individuos de la delincuencia. Tampoco enfrenta a los hoy poderosos cárteles.

El gran tropiezo de dicho organismo sucedió el 30 de octubre de 2019 cuando la GN detuvo a Ovidio Guzmán, hijo de El Chapo Guzmán, y lo liberó inmediatamente tras obligarlo a salir de su domicilio en Culiacán, Sinaloa.

Durante el presunto operativo se mencionó la comisión de ocho muertos, entre ellos algunos militares, y no se explicó entonces por qué fue liberado Ovidio Guzmán, ni se volvió a decir nada de los decesos.

El 30 de marzo de 2020 el presidente López Obrador saludó a la mamá de El Chapo, María Consuelo Loera, quien circulaba en una camioneta en su pueblo de Sinaloa y el primer mandatario le pidió permanecer en el vehículo. Le dijo que “ya recibí su carta”. Eso supuso un trato amistoso del presidente con la familia de El Chapo.

Resultados

Integrada la Guardia Nacional con soldados, agentes federales y marinos, grupos de ese organismo se enviaron a diferentes lugares. Se les ordenó perseguir a bandas delictivas pero carecieron de habilidad para esa tarea.

Al revés, los militares fueron víctimas de celadas y ataques a traición durante sus incursiones en Jalisco, Michoacán, Guerrero, Oaxaca, Veracruz, Tamaulipas y otros estados, en la búsqueda de maleantes.

De los muertos en la GN y civiles se carece de información, tanto del año pasado como de 2020. De 2019 informó la Sedena que hubo 208 decesos durante choques de militares y sicarios, sin precisar cuántos uniformados han muerto.

Al cabo de un año y cuatro meses la Guardia Nacional carece de habilidad en las investigaciones. Gente del propio gobierno habla de sus ínfimos resultados. Por ello ordenó el presidente López Obrador la incorporación de las Fuerzas Armadas a tareas policiacas.

Según el Ejecutivo “necesitamos de la disciplina y el profesionalismo de la Marina y el Ejército para enfrentar a la inseguridad”.

Y advirtió: “No quiero, lo digo con toda franqueza, que la Guardia Nacional termine como la Policía Federal Preventiva; sería un rotundo fracaso”.

Hasta hoy la Guardia Nacional ha sido un “rotundo fracaso”. Y lo peor: trascienden hechos de corrupción entre sus integrantes.