EL MILITARISMO ENOJA A LOS SOLDADOS, QUE PREFIEREN RENUNCIAR

Félix Fuentes
Columnas
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Al término de su segundo año de gobierno el presidente López Obrador reconoció los rezagos en homicidios dolosos y en delitos de la delincuencia organizada como el de extorsión, pero se incomodó porque México figura en el último lugar de entre 53 naciones en el manejo de la pandemia de Covid-19.

Ciertamente nuestro país mantiene un ritmo ascendente en la comisión de homicidios. En 2019 sumó 37 mil 315 casos, entre ellos 960 feminicidios, y este año calcula el gobierno una proyección de 40 mil 863 asesinatos dolosos, los cuales atribuye a los choques entre diez mafias de la delincuencia organizada.

Sigue confiando el primer mandatario en su proyecto sexenal de seguridad nacional, pero los avances han sido magros pese a contar con el apoyo de 71 mil 822 militares, de acuerdo con un informe reciente de la Secretaría de la Defensa Nacional.

Del propio sector militar se derivan versiones sobre la inconformidad de sus integrantes, de todos los grados, por ser habilitados como policías y destinados a la persecución de delincuentes, incluso en lugares recónditos, de evidentes peligros.

Numerosos uniformados, en particular coroneles, capitanes y tenientes, están molestos porque —argumentan— su propósito de ingresar al Ejército fue con la idea de hacer una carrera militar y dedicarse a ella en toda su existencia.

Se duelen, asimismo, de que se les utilice en la búsqueda de individuos de la delincuencia y esta dirija ataques a los soldados en general y les ponga trampas mortales, sobre todo en lugares inhóspitos, para proceder contra sus vidas.

“Para eso no ingresamos al Colegio Militar, donde logramos el ascenso de tenientes y con la idea de escalar mejores grados, sin faltar el de generales”, expresa la mayoría de ellos; y se queja porque los delincuentes utilizan armas de alto poder y se agazapan en lugares propicios para agredir a los militares.

Según dicen los enojados soldados los hampones se desquitan contra ellos debido a los acosos permanentes de los policías.

Carencias

Además a los militares se les emplea para hacer trabajos de albañilería y se les rebaja al papel de sirvientes de los mandos de la policía. Es otra causa de sus molestias, debido a los bajos niveles que les son asignados.

En esas condiciones los otrora uniformados de verde no rinden los resultados que de ellos esperaban las máximas autoridades del gobierno federal y muchos prefieren darse de baja en vez de ser policías de menores niveles.

Suponen los soldados que todo esto deben tomarlo en cuenta los jefes de la policía y considerar que por ese rumbo del militarismo no es posible dominar a las bandas criminales, las cuales son más de 30 y no diez como dicen los mandos del Ejército.

En el caso de la extorsión es imposible someter a quienes la llevan a cabo porque practican secuestros, incluso de familiares de sus víctimas, y las despojan de dinero y de sus pertenencias. Contra esto no ha podido la policía y lo acepta.

Tampoco obtiene resultados el gobierno en el combate a la pandemia por carecer de suficientes médicos y medicinas. Ya vimos que se vale de estudiantes, de pasantes, para atender a enfermos que repletan los hospitales de todo el país. Es la pobreza médica que caracteriza a México.