EL PROCESO ELECTORAL, BAJO UN BAÑO DE SANGRE

“Son batallas de voto por voto en nombre de la democracia”.

Félix Fuentes
Columnas
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Los resultados electorales de este 6 de junio definen el rumbo político del país: se consolida en el poder el gobierno de la 4T del presidente López Obrador o se abren las puertas a otras opciones como la alianza de los partidos PAN, PRI y PRD.

Esta vez los comicios resultaron violentos, mucho más que los de 2018. Un conteo preliminar indica que al menos sucedieron 89 muertes, 34 de ellas de candidatos o aspirantes. De los heridos se perdió la cuenta.

La experta en seguridad Ana María Salazar considera que en esta campaña participaron grupos criminales pequeños y cárteles grandes de las drogas.

Hubo mucha intimidación, agrega Salazar, de organizaciones que pretenden el control territorial y financiaron o promovieron a candidatos vinculados con el crimen organizado. Incluso mataron a aquellos que querían fuera del juego a los ajenos a la delincuencia.

Los críticos del sistema dicen que las autoridades no hicieron lo suficiente para proteger a los candidatos. En esto hasta la Guardia Nacional (GN) se hizo a un lado: sus integrantes fueron advertidos por sus propios jefes de no correr riesgos cuando se toparan con las mafias.

De los 91 mil integrantes de la GN registrados solo un tercio son exfederales. Los demás fueron removidos de las secretarías de la Defensa Nacional y de Marina a la GN. Esto explica por qué es ínfimo el personal destinado a combatir a los delincuentes.

Las campañas esta vez fueron tensas, prolongadas y de constantes choques entre los participantes. Según las autoridades federales la presencia de narcotraficantes complicó la búsqueda de votos.

Candentes

En cada manifestación y en los mítines estuvieron de por medio las vidas de políticos y de miles de hombres y mujeres que participaron en cada acto electoral.

Hay que tomar en cuenta que esta vez se procedió a la elección de 15 gobernadores, 500 diputados federales, 30 renovaciones de Congresos locales, mil 923 presidentes municipales y dos mil 57 sindicaturas, entre otros.

Todo ello ocasionó el trabajo en decenas de frentes por parte de aspirantes a diputados y alcaldes, con sus numerosos estrategas y decenas de miles de acompañantes. Siguieron las disputas por cada posición y varias terminaron a balazos, con el elevado número de muertos arriba anotado.

Los partidos de oposición incitaron a sus militantes y a la población en general para asistir a la votación del domingo pasado. “¡Que nadie falte!”, fue el grito, en tono de guerra, de quienes estaban a favor de que Morena, del bando de López Obrador, fuese derrotado.

Esto no ha terminado: quienes tienen a su cargo el conteo de los candentes comicios pelean a morir y las discusiones son altisonantes; son batallas de voto por voto en nombre de la democracia.

Si por ese camino es posible arribar a la democracia pues… ¡que sigan peleando!