TRAGEDIA DEL METRO FAVORECE A SHEINBAUM

“Fue un gran día para la jefa de Gobierno”.

Félix Fuentes
Columnas
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Un adelanto para la “grande” es visto entre la jefa de Gobierno, Claudia Sheinbaum, y el canciller Marcelo Ebrard. El accidente del Metro con saldo de 26 muertos parece derrumbar al titular de Relaciones Exteriores.

Lo sucedido en estos días recuerda a aquel adelanto en el inicio del régimen del presidente Miguel de la Madrid Hurtado, quien durante la quinta semana de su mandato confió al “gurú” priista, Francisco Galindo Ochoa, que “el más inteligente de su gabinete” era el ya secretario de Programación y Presupuesto, Carlos Salinas de Gortari.

Lo afirmó De la Madrid con tanto énfasis que don Pancho Galindo, como lo llamaban, me aseguró: “Carlos Salinas será el siguiente primer mandatario”.

Integrantes del gobierno federal observan hoy gran cercanía del presidente López Obrador con la jefa de Gobierno, Claudia Sheinbaum.

El pasado día 13 fue evidente la actitud frustrante de Marcelo Ebrard en el evento para recordar los 700 años de la fundación de Tenochtitlán, mientras la jefa de Gobierno estuvo alegre por el espléndido trato del presidente López Obrador.

Se comentó ese día que Ebrard impulsó la Línea 12 del Metro, la cual causó problemas antes de ser iniciada por su elevado sobreprecio y el diseño complicado en algunos tramos.

Ebrard presumió dicha línea como logro personal y creyó que con eso y su nombramiento de secretario de Relaciones Exteriores estaba listo para ser candidato presidencial.

Ha sido excesiva su actitud, particularmente en sus viajes a Washington y Europa, así como por el trato de personaje distinguido recibido del presidente López Obrador.

El diplomático pasó por alto que en política es erróneo elevar los pies de la tierra y menos puede soslayar la presencia de Claudia Sheinbaum.

Trato

Asistentes al evento sobre Tenochtitlán vieron que ese fue un gran día para la señora Sheinbaum porque el presidente la tomó del brazo varias veces durante un recorrido.

Acompañado también por la expresidenta de Brasil, Dilma Rousseff, el jefe del Ejecutivo dijo en el Zócalo: “Aquí, en la ciudad que los aztecas llamaban ‘el ombligo de la Luna’ gobierna una mujer excepcional, trabajadora, honesta, inteligente y de profundas convicciones humanitarias. No podría dejar de decir que en la lamentable desgracia del Metro seguirá habiendo atención y apoyo para los familiares de las víctimas”.

En varias crónicas se hizo ver que AMLO rescató así de cualquier responsabilidad de la tragedia en la Línea 12 del Metro a la titular del gobierno capitalino.

Un reportero escribió: “Sheinbaum estuvo presente en todo, casi se puede decir que era su día y no el de Tenochtitlán”. El mismo articulista puso una expresión grosera en voz de un barrendero.

Ebrard, por su lado, fue el primero en llegar a dicho acto y recibió un lugar apartado del presidente, lo cual lo mantuvo en actitud de aparente enojo.

Al final se anotó: “Media hora después de que Ebrard se había ido salieron Sheinbaum, Rousseff, la secretaria de Gobernación, Olga Sánchez Cordero, y López Obrador y su esposa tomados de las manos”.

Quedó claro que a unos agradó el trato a la jefa de Gobierno capitalino y destacaron el desdén a Ebrard.