Arreglos que desarreglan

Miles y miles de doctorados en Economía claman a grito pelado que los gobiernos están “arreglando” la economía y evitando así la (inevitable) Megadepresión Global. Bendita sea su inocencia.

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Guillermo Farber

www.buhedera.mexico.org

Miles y miles de doctorados en Economía claman a grito pelado que los gobiernos están “arreglando” la economía y evitando así la (inevitable) Megadepresión Global. Bendita sea su inocencia.

“Lo que en realidad está pasando es esto: el sector privado incurre en demasiada deuda (en gran medida debido a la política de la Reserva Federal de artificialmente súper bajas tasas de interés, y excesiva facilidad de créditos). Por ende, se asusta y aprieta el bolsillo: corta el gasto. Los prestamistas (que se sobreextendieron en conceder créditos) deberían quebrar, pero obligan a que los gobiernos los ‘rescate’, desviando los recursos reales de la sociedad a empresas fallidas y administradores incompetentes (con los banqueros a la cabeza). De esta manera, las deudas tóxicas (como en el Fobaproa y luego cien ejemplos más en EU y medio Occidente) son transferidas al público. Entonces el sector privado, tratando de incrementar sus ahorros y así reforzar su capital y por ende su salud financiera, pone su dinero en lo que considera el refugio más seguro posible: ¡bonos gubernamentales!” Más deuda, pues.

“El gobierno agarra ese dinero y lo reparte entre sus cuates favoritos: sectores selectos, clientelas especiales, donadores para campañas, proveedores de votos. Se cierra el círculo vicioso. El público estaría horrorizado si supiera cómo se dilapida su dinero. Pero lo que quiere por encima de todo es ‘seguridad’, y cree que el gobierno es el custodio más seguro para sus ahorritos. Después de todo, si no confías en el gobierno, ¿en quién más podrías confiar? Pero el problema es que los recursos no han sido ahorrados ni invertidos: ya no existen, han sido dilapidados. En vez de ser destinados a un uso económico, se consumieron improductivamente en usos políticos”.

El resultado es que el mercado total de crédito en EU creció más de 30 veces desde el final de los años sesenta, al pasar de 150% del PIB a 350%. En contraste, el mercado bursátil de EU (objetivo de toda esta megafaramalla) apenas si ha crecido doce veces (menos de la mitad que el endeudamiento) y sigue arrastrando la cobija.

El resultado: “abismo fiscal”

¿A dónde va tantísimo dinero dilapidado? Me llega esta somera tablita que lo explica muy sencillito.

Total de recaudaciones tributarias de EU = $2,170,000,000,000

Presupuesto federal = $3,820,000,000,000

Deuda nueva anual = $ 1,650,000,000,000

Deuda nacional = $14,271,000,000,000

Recortes presupuestales propuestos = $38,500,000,000

Ahora quitemos ocho ceros y supongamos que se trata de una cuenta familiar.

Ingreso anual familiar = $21,700

Gasto anual de la familia = $38,200

Deuda nueva en las tarjetas de crédito = $16,500

Saldo en las tarjetas de crédito = $142,710

Recortes programados al gasto = $3.85

Estos números lo dicen todo, ¿no? Sobre el “techo” de la deuda nueva, imagina que un día regresas a casa y encuentras que ha habido una fuga del drenaje en tu cuadra. Las aguas negras llegan hasta el techo de todas las casas. ¿Qué crees que deberías hacer: bombear las aguas negras... o subir uuuna vez más el techo?

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