¿Ganaste… o robaste?

Los accionistas tienen hoy un mucho mayor derecho a la riqueza social existente.

Anticapitalismo
Foto: Philip Taylor/Creative Commons
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Esta reflexión no la hace ningún marxista rábido y envidioso, sino el self-made man Bill Bonner, un analista financiero gringo que de la nada se ha convertido en multimillonario cosmopolita y tiene ahora un boletín web más grande que The Wall Street Journal y The New York Times juntos.

O sea, Bonner no es el clásico “enemigo de los ricos” por puro resentimiento. Lo que pasa es que aquí denuncia una de las más obvias manifestaciones del financierismo, ese anticapitalismo tan en boga.

“En los últimos años los tenedores de acciones se han vuelto mucho más ricos que antes. El índice bursátil Dow-Jones subió de 6,547 puntos en 2009 a 17,215 puntos el viernes 16: un incremento de riqueza para los accionistas de once anglotrillones de dólares. En el mismo periodo, el PIB de Estados Unidos (el total de productos y servicios generados por el país) aumentó de 15 anglotrillones a 19. Es decir, la bolsa ha crecido a un ritmo casi cuatro veces superior a la economía real. ¿Cómo puede ser? ¿De dónde viene ese enorme diferencial de riqueza?”

Los incrementos en el PIB, agrega, “supuestamente deberían significar incrementos en la riqueza general, tanto del trabajo como del capital. Pero los incrementos de riqueza desde 2007 solo han ido a propietarios y ejecutivos, y nada a los trabajadores. Por eso tantos políticos y opinadores señalan continuamente la ‘desigualdad’ social en EU”.

Más allá de la demagogia

Y puntualiza: “A nosotros no nos preocupa que la nueva riqueza generada no se reparta ‘equitativamente’. Lo que pasa es que, en realidad, no ha habido ninguna ‘nueva’ riqueza que distribuir”.

El aumento en la riqueza de los inversionistas no se debió a que se quedaron con la parte del león de la “nueva” riqueza producida, ni siquiera con toda esa “nueva” riqueza, sino algo aún peor: además de quedarse con todo ese incremento, se agandallaron buena parte de la riqueza anterior. O sea, cometieron hurto (si se oye feo, cambiemos la palabra por robo, rapiña, saqueo o atraco, que suenan menos ofensivas).

Como resultado, los accionistas tienen hoy un mucho mayor derecho a la riqueza social existente. Si venden hoy sus acciones y con ese dinero compran activos tangibles (casas, tierra, autos, etcétera) tendrán una posición muy mejorada: tendrán más que antes, mientras que otros tendrán menos. Por supuesto, la “riqueza” incrementada que tienen no es real, sino solo de papel. Su nueva riqueza puede ser usada, pero por lo pronto es puramente virtual.

Esa “nueva” riqueza la pueden convertir en algo real, pero más vale que se apresuren a hacerlo mientras aún pueden. El castillo de naipes está a punto de colapsarse otra vez como en 2000 y en 2008, pero más drástica y duraderamente que en otras ocasiones anteriores. Las tentaciones de seguir en el casino son canijas, sin duda, pero más vale salirse un año antes que tratar de hacerlo un segundo después.

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