¡Trump ganó, ganó, ganó! Ganó, ganó, ganó. ¿Ganó… ganó… qué ganó? Un broncón del tamaño del mundo. Estados Unidos está en riesgo de una conflagración nuclear (conjurable con alta diplomacia), una guerra civil y quizá ley marcial (evitable, con talento político), una sociedad fracturada (arreglable, pero no fácil ni rápido), un aparato productivo desindustrializado (reconstruible, a unos costos bestiales), una infraestructura deteriorada (reparable, con tiempo e inversión) y al borde del colapso económico.
Este colapso económico es ya inevitable y ha tenido dos serios avisos previos: el pánico de 1998, cuando Wall Street rescató a los hedge funds, y el de 2008, cuando la Fed y otros bancos centrales rescataron a Wall Street.
¿En la próxima crisis quién tiene el poder de rescatar a los bancos centrales? Ni su abeja reina: el BIS.
A la primera crisis se le aventaron como colchón cientos de millardos de dólares fíat, inventados, y las tasas de interés se bajaron a cero; en la segunda se usaron anglotrillones y las tasas de interés descendieron abajo de cero. ¿De qué tamaño tendría que ser el tercer rescate y quién lo podría aplicar? No se ve posibilidad alguna, pero tampoco se veía antes y el Casino Global supo sacarse trucos inéditos de la manga.
¿Y ahora, apá?
El único clavo ardiente que queda, al parecer, es el FMI y su moneda global, el SDR (Derechos Especiales de Giro), que tampoco es dinero real sino tan solo oootro “dinero fíat”, respaldado por nada. Y eso sería altamente inflacionario y desestabilizador (además de falso también). Asimismo eso quiere decir, si funciona (y aun en el corto plazo eso es dudoso), que la globalización (la ONU y sus 14 tentáculos, entre los cuales el FMI es uno) toma el control y todas las soberanías nacionales, y las monedas locales, se van al caño (NWO le llaman: Nuevo Orden Mundial).
Eso incluiría a EU y a su nuevo líder, que entraría en su cuatrienio atado de manos, simple gerente de sucursal y no jefe de nada, con el dólar defenestrado de su sitio de privilegio como moneda de reserva mundial.
El lema Make America great again no sería solo imposible sino también francamente contraindicado: la relegación de EU al Tercer Mundo no es un subproducto indeseado de la globalización; es algo obligado.No es un descuido; es un requisito. No es un accidente; es una necesidad.
A Trump le explotará esta crisis en el rostro y todos le culparán aunque no haya tenido nada que ver en el asunto y sea en verdad el único que puede paliarla para EU. El verdadero remedio monetario de fondo ya lo conocemos todos: el regreso al patrón oro (bye-bye Chen-Kai Keynes). ¿Sabrá hacerlo Trump? ¿Querrá hacerlo? ¿Podrá hacerlo?
Porque esta salida implica el final del Casino Financiero Global. Y si algo nos ha quedado claro es que los manipuladores globales están dispuestos a todo (a TODO) a fin de no perder su dominio.