La vita no tan dolce

Me caen bien los italianos. No se toman en serio ni cuando se toman en serio. Este caso es característico y yo recuerdo el obvio precedente de la Cicciolina (Cariñosita o Dulzurita). Quizá no identifiques su rostro, pero sin duda recuerdas sus generosos atributos frontales.

Beppe Grillo, humorista y crítico social
Foto: Especial
Columnas
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Me caen bien los italianos. No se toman en serio ni cuando se toman en serio. Este caso es característico y yo recuerdo el obvio precedente de la Cicciolina (Cariñosita o Dulzurita). Quizá no identifiques su rostro, pero sin duda recuerdas sus generosos atributos frontales.

Se llama Ilona Staller y nació en Hungría: Pornostar con un centenar de películas XXX, cantante exitosa aunque modestamente dotada (de voz), causó un terremoto en la política italiana cuando ganó en 1987 una diputación en el Parlamento nacional. Una típica Colombina, pues.

El nuevo caso es un digno continuador de esa picaresca arlequiniana. Se llama Giuseppe Piero Grillo, pero todos lo conocen como Beppe Grillo. Es un humorista deslenguado y crítico social (tipo Lenny Bruce, George Carlin, etcétera), actor, político y bloguero italiano (su blog recibe más de 160 mil visitas diarias). Trabaja en cine, teatro y tele y lanza denuncias precisas y demoledoras contra la corrupción pública en su país, tanto de izquierda como de derecha, con frecuencia censuradas en la televisión italiana.

Es fundador y líder del Movimiento Cinco Estrellas (agua pública, movilidad sostenible, desarrollo, conectividad y medio ambiente). Por supuesto, Grillo es inmensamente popular.

Hasta aquí, la anécdota. Más allá lo serio que demostrará no serlo tanto: su propósito de conseguir un millón de firmas para forzar un referendo que saque a Italia de la eurozona. Un torpedo nuclear en la línea de flotación del globalismo galopante. Ligas mayores, pues.

La escapada

La Constitución italiana no permite la cancelación de acuerdos o tratados internacionales vía referendo, aunque el músculo político del movimiento de Grillo sea considerable: hoy tiene 150 diputados y senadores y por lo tanto no es despreciable, pero no alcanza la mayoría. Su objetivo es uno que se escucha cada vez más en el ámbito PIIGS o Club Med (Portugal, Italia, Irlanda, Grecia, España y ahora Francia): regresar a la moneda nacional. En este caso, la lira italiana. Continuar con la camisa de fuerza del euro, dice, equivale a una sentencia de muerte para Italia.

Esa pretensión es natural pero no arreglaría realmente nada de fondo. Devaluar para dizque “estimular” las exportaciones es el clásico anzuelo keynesiano que empobrece a la población y engrilleta todavía más al país al imperio financiero internacional. Eso es similar a los intentos de “solucionar” los conflictos políticos dentro de un municipio partiéndolo en dos o en tres o en cuatro.

Ya en la esfera de la realpolitik ese objetivo encontrará la más fiera oposición del Poder Global, que es el poder más grande que existe hoy en el mundo y busca (como lo previó Orwell en 1948) integrar bloques rumbo a la integración planetaria del Nuevo Orden Mundial (Unión Europea, Unión de Norteamérica, etcétera) con la meta final de un solo gobierno tecnocrático, una sola moneda virtual, una sola ideología...

El problema que denuncia don Beppe es ciertamente real; la “solución” que propone no sería solución ni parece viable. Y sin embargo, se mueve.

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