Llagas

España, lo sabemos todos, es una llaga. También lo son Grecia, y Chipre, e Irlanda, e Italia, y Portugal… Inglaterra no está menos piiiior.

La Unión Europea tiene una tasa de desempleo juvenil de 25%
Foto: Creative Commons, Images_of_Money
Guillermo Fárber
Columnas
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España, lo sabemos todos, es una llaga. También lo son Grecia, y Chipre, e Irlanda, e Italia, y Portugal… Inglaterra no está menos piiiior (aunque los domesticados medios internacionales lo ocultan cuanto pueden). Francia, y aun Alemania, están comenzando su cuesta abajo en la rodada. Prácticamente toda Europa se está yendo por el sumidero.

Pero si nos atenemos a las cifras crudas, las piiiiores llagas no son las europeas, sino Estados Unidos y Japón (aunque los domesticados medios internacionales nos muestran una fachada rosa tipo Potemkin que hay que estar orate para seguirla creyendo tras cinco años de mentiras).

En Europa la cosa ya está más allá de meros vaivenes frenéticos en la montaña rusa de los fantasiosos ámbitos financieros. Ya se habla nada menos que, gulp, de revolución. Y no lo hace un activista rijoso tipo Cohn-Bendit (Daniel el Rojo) o La Pasionaria Dolores Ibarruri, sino todo un hiperconservador granburgués demócrata cristiano: el ministro alemán de Finanzas Wolfgang Schaeuble.

Acaba de declarar públicamente que, a menos que Europa gane la batalla contra el desempleo juvenil (25% en la Unión Europea: una barbaridad), la posibilidad de que surja una revolución es un riesgo inminente.

Eso es tan sabio y perspicaz como proclamar que, a menos que se arregle la ley de gravedad, lanzarte en caída libre rumbo a la banqueta desde un piso 88 puede ser ligeramente peligroso.

¿Y los bancos?

La clase dirigente europea, tanto los democráticos mandatarios nacionales como los tecnócratas mandones de Bruselas, dice estar preocupada. Pero uno se pregunta si no es solo de dientes para afuera, pues siguen empeñados en sacrificar a la población para “salvar” a los bancos.

Esa original estrategia se llama Dooh Nibor (Robin Hood al revés): quitar a los pobres para dar a los ricos. Austeridad en el gasto público para poder mantener los chorros de dinero del erario rumbo a los bancos. ¿Excesos del Welfare State? Sí, pero más para los bancos que para los ciudadanos.

El punto específico que puso a volar la cabeza del buen Wolfgang fue el de los estándares del Welfare State para la población. Si dichos estándares fueran adoptados (rebajados) en Alemania al nivel de los gringos, dijo, la revolución estallaría ese mismo día. Bismarck (el creador del Welfare State hace siglo y medio) seguramente se revolcó en su tumba.

¿Mááás medidas monetarias para tratar de contener el broncón? ¡Por favor! La burrada de dinero tirado a la basura en estúpidos “estímulos” keynesianos (perdón por la redundancia) habría alcanzado para darle un sueldo de 50 mil dólares anuales por diez años a toda la población. Lo primero que haría falta es dejar que los bancos irresponsables quebraran. ¿Sabes cuándo va a ocurrir eso? Si el socialismo no funciona, en general, dada lo que es la naturaleza humana hoy, el socialismo salvaje aplicado estos últimos seis años para beneficiar a los bancos (privatizar las ganancias y socializar las pérdidas)… menos.

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