LA INDEFLACIÓN

Una situación económica en aparente equilibrio pero altamente inestable.

Guillermo Fárber
Columnas
Hueconomia999.jpg

Ya estamos familiarizados con los términos macroeconómicos de inflación, hiperinflación, deflación y estanflación. Este es otro fenómeno diferente: llamémosle “indeflación”. Con base en una nota de Antonio España de 2014, pero muy vigente: https://blogs.elconfidencial.com/economia/monetae-mutatione/2014-08-06/el-peligroso-juego-de-la-indeflacion_172613/.

“Estamos viviendo un proceso del que no existen registros en la historia de los sistemas monetarios para definirlo, pero podría ser ‘indeflación’. Tú conoces el clásico juego de la soga, en la que dos equipos ponen a prueba su fuerza tirando cada uno de un extremo de una cuerda. Es frecuente ver a ambos equipos en el suelo cuando aquel que se ve derrotado suelta bruscamente la soga.

“Una competición similar es la que presenciamos entre las fuerzas de la inflación y las de la deflación, de resultado incierto. El mundo asiste a la batalla entre las tensiones a favor de la deflación y de la inflación. Con indeflación nos referimos a una situación económica, en aparente equilibrio pero altamente inestable, en la que conviven dos efectos contrapuestos: por un lado la presión al alza de los precios de los activos financieros; y, por otro, el sometimiento de los bienes de consumo a fuerzas bajistas.

“Efectos antagónicos que son, además, de naturaleza muy diferente. A un lado de la cuerda se disponen las fuerzas espontáneas del mercado, marcadamente deflacionarias (liquidación de malas inversiones, desapalancamiento de familias y empresas, incremento de morosidad, restricción del crédito, etcétera), mientras que del extremo opuesto tiran las fuerzas inflacionistas, exógenas al mercado y originadas por los bancos centrales y su aplicación urbi et orbi de políticas de tipos de interés ultrabajos e ‘impresión’ de moneda con creciente intensidad”.

Un daño irreversible

“Los responsables de los bancos centrales no han reparado en el daño que han infligido al sistema monetario en su cruzada contra la deflación. Si en el juego de la soga tanto el grado de peligrosidad como el riesgo de que la cuerda ceda dependen de cuántos jugadores y con qué fuerza estén tirando en un momento dado, imaginen qué pasaría si hubiera un millón de personas —el mercado— a un lado de la cuerda —el sistema monetario— y, del otro, un gigantesco portaaviones de 100 mil toneladas —el banco central— con los motores a toda máquina. El efecto que han tenido años de estímulos ha sido añadir cada vez más elementos generadores de tensión, con el resultado de que la situación es cada vez más inestable y más difícil de controlar. Y, por tanto, de desenlace aún más incierto.

“Pero las autoridades monetarias no son conscientes de que el problema ya lo han generado y será muy difícil una salida que no se manifieste en uno de los dos posibles escenarios: 1) deflación acusada; o 2) inflación galopante. Lo más probable es que ocurra lo segundo, al menos en Estados Unidos, como ocurrió entre 1978 y 1980. Y es que así como los alemanes tienen su némesis en la hiperinflación de la República de Weimar, los norteamericanos la tienen en la deflación sufrida durante la Gran Depresión”.