LA INFLACIÓN NO ES ACERCA DE LOS PRECIOS

“Una terrible falla en anticipar las consecuencias”.

Guillermo Fárber
Columnas
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Alasdair Macleod: Inflation is not about prices: it’s about currency and credit. “La inflación no se trata de precios: se trata de moneda y crédito.

“Uno de los errores fatales cometidos por el establishment macroeconómico tiene que ver con la inflación. La definición correcta es que la inflación es la degradación de una moneda al aumentar su cantidad. No se trata de un aumento del nivel general de precios, que es lo que nos quiere hacer creer el estamento económico.

“La razón por la que esto es relevante es porque los gobiernos, a través de sus bancos centrales, han llegado a depender de aumentos en la cantidad de moneda y crédito para complementar los impuestos, lo que les permite gastar más de lo que reciben en términos de ingresos. Describir adecuadamente la inflación llama la atención no deseada sobre los hechos.

“Desde la quiebra de Lehman en 2008 los balances combinados de algunos de los principales bancos centrales aumentaron de poco menos de siete billones de dólares a 31 anglotrillones de dólares (Fed+ECB+BOJ+PBOC, según Yardeni Research). La parte más pronunciada del aumento fue a partir de marzo de 2020, cuando los activos de la Fed y el BCE se dispararon. Aunque justificado, quizá, por la pandemia de Covid-19, el efecto ha sido diluir el poder adquisitivo de cada unidad monetaria. Y a medida que esa dilución se abre paso en la economía, se refleja en precios más altos”.

Impacto

“Esa parte es familiar para los monetaristas. Lo que los monetaristas no tienen en cuenta es la reacción humana a la dilución de la moneda. Cuando el público se da cuenta de que, por la causa que sea, los precios suben a un ritmo más rápido, aumentará la relación entre los bienes comprados —y, por lo tanto, en sus manos— y sus recursos monetarios disponibles. Eso hace que los precios suban aún más y existe el riesgo de que los aumentos de precios se extiendan más allá de la capacidad de las autoridades para controlarlos.

“Cuando Paul Volcker elevó las tasas de interés a un penalizador 20% en 1980 fue para revertir la tendencia de los individuos a disponer de su liquidez personal a favor de bienes y servicios.

“Las sanciones contra Rusia enviaron una señal clara a los consumidores occidentales sobre el aumento de los costos de la energía y ya están viendo el impacto en una amplia gama de productos de consumo. Nada podría estar mejor calculado para convencer a los consumidores de que deben anticipar y satisfacer sus necesidades futuras ahora en lugar de arriesgarse a precios aún más altos y escasez de bienes disponibles.

“El hecho de que esto haya sido una sorpresa para los bancos centrales indica una terrible falla en anticipar las consecuencias completamente predecibles de las políticas monetarias inflacionarias. Los bancos centrales no han logrado comprender la verdadera relación entre el dinero y las tasas de interés”.