Doug Casey nos recuerda: “Hoy los medios de comunicación se transformaron en algo más parecido a un circo de tres pistas que al periodismo de antaño. La farsa actual que son los medios del siglo XXI es periodismo solo de nombre.
“A la gente no le gusta que los gobiernos dominen sus vidas. Pero el objetivo principal de cualquier gobierno es aumentar su tamaño y poder tan rápidamente como la población lo tolere. La única razón por la que rara vez hacen esto rápidamente es que no pueden salirse con la suya. Como para hervir una rana, se necesita tiempo para adormecer a la población y someterla poco a poco. Una vez que se ha tenido tiempo suficiente para hacerlo llega un punto en el que el gobierno se vuelve lamentablemente pesado, además de inoperantemente autocrático. En esos momentos todo lo que se necesita para hacer que la gente se rebele es una crisis económica.
“Tal es el caso en gran parte del mundo actual. Incluso en su arrogancia, los poderes fácticos deben ser conscientes de que están en el punto de inflexión. Es casi seguro que una crisis económica empujaría la situación al límite. Cuando la verdad amenaza con socavar las maquinaciones para el autoengrandecimiento los individuos tienden a confundirse para retrasar las consecuencias inevitables. Los gobiernos no son diferentes.
“Por masivo que fuera, QE —programas de estímulo de la economía o quantitative easing— era una mera curita para un cáncer. Todos los involucrados (las grandes empresas y el gobierno) entendieron que colgaría como una espada de Damocles sobre la economía hasta que inevitablemente se derrumbara, un destino mucho peor que si la QE nunca se hubiera implementado”.
Juego
“Para esas entidades controlar los medios era fundamental. Si no lo hubieran hecho, con una prensa libre, el hombre de la calle ya se habría dado cuenta de que lo habían engañado. Así vemos el equivalente periodístico del lavado de cerebro cuantitativo.
“Y, para asegurarse de que el público no se dé cuenta de lo que se les ha hecho, los reportajes de noticias se vuelven orwellianos en su interminable repetición de una narrativa falsa.
“Sin embargo, ‘no se puede engañar a toda la gente todo el tiempo’. Finalmente la tirita se despega para revelar una infección que va mucho más allá de lo que se había percibido. Luego se desvanece en capas, a medida que un número cada vez mayor de personas se da cuenta de que han sido estafadas, de que los medios de comunicación son completamente corruptos y de que los dueños de los medios de comunicación, las grandes empresas, con el entusiasta cumplimiento del gobierno, les han robado.
“Históricamente, eso es cuando el juego se acaba. Está claro que la impresión de dinero de la Fed está a punto de acelerarse. Es probable que la próxima ronda de impresión de dinero lleve la situación a un punto de ruptura. Estamos en el umbral de una crisis económica mundial que podría eclipsar todo lo que hayamos visto antes”.