Si quisiera hacer honor a mi reputación catastrofista, primero debería citar un par de vaticinios negros. El siempre atinado Peter Schiff tiene una opinión francamente sombría: “La crisis de 2008 fue un mero ensayo.
El terremoto de verdad está por golpear y es inminente” (http://financearmageddon.blogspot.mx/2014/12/the-real-earthquake-is-about-to-hit.html).
Sobre el mismo espejo oscuro de Tezcatlipoca me llega este meme seguramente hecho por un colega apocalíptico: “2013 fue de práctica. 2014 fue de calentamiento. 2015 es el definitivo”.
Entonces, supongo, si la crisis de 2008 no fue más que un simple trapazo de tanteo y los siguientes seis años (con sus locuras de ZIRP, QE, bail-outs, bail-ins y demás medidas desesperadas e inéditas para fingir una “recuperación” inexistente y posponer el colapso total) no fueron sino ejercicios para aflojar los músculos, ¿ahora sí se nos dará el banderazo de salida al súper Iron Man definitivo?
Bueno, cumplido ese requisito calamitoso, prefiero citar una nota jubilosa (que no lo es tanto). Contra los negros vaticinios del tipo citado arriba, leo esta asombrosa y exultante declaración atribuida al ingeniero Ben Richs (1925-1995), ex jefe de Lockheed Skunk Works (su departamento de investigaciones y desarrollos secretos) de 1975 a 1991, “padre del stealth” (aviones invisibles) y autor del libro Skunk works: a personal memoir of my years of Lockheed: “Nosotros (los humanos) ya tenemos la tecnología para viajar entre las estrellas, pero estas tecnologías están celosamente guardadas en proyectos secretos y sería necesario un acto de Dios para liberarlos y que beneficiaran a la humanidad entera. Todo lo que puedas imaginar ya sabemos cómo hacerlo”.
Prometeos encadenados
Entonces, ¿dónde está el problema? ¡Todo cuanto necesitamos para dar un salto cuántico de siglos en materia tecnológica (traducible en términos económicos como factores de productividad, tasas de costo-beneficio, acervos de know-how y demás indicadores de la lucha histórica contra el omnipresente demonio de la escasez) está ya listo, peladito y con los instructivos redactados en cien idiomas!
¿Sí? Pues no, no exactamente. Esa tecnología, según Richs y otras mil fuentes, existe y se conoce, pero no está disponible. ¡¿Pero por qué no?! Porque los que podrían autorizar su divulgación y libre uso no quieren hacerlo. El problema es que los intereses de la élite global no nos permiten aprovechar ese conocimiento. Los humanos tenemos ya todo lo necesario para proyectarnos literalmente a las estrellas… pero los dueños del planeta nos mantienen en estado prácticamente cavernícola.
Nota curiosa: Richs patentó un invento para impedir que los penes de los pilotos de combate de la Armada de EU se congelaran al orinar dentro de los tubos conectados a ellos en vuelo. Como metáfora de nuestra situación actual, esa imagen puede no ser muy elegante, pero tal vez sea ilustrativa.