Hace tiempo existió una especie animal que no supo observar sus alrededores. Era ciega a los cambios que ella misma provocaba sobre la tierra que pisaba, los aires que volaba y los océanos que nadaba. Tuvo la ventaja, dirían algunos, de haberse dotado de la razón. Por ello frente a otros animales supo crear sociedades complejas con diversos sistemas de gobierno, producir bellas obras artísticas, creer en distintas religiones y adaptarse a sus entornos. Igualmente, nunca estuvo unida y su división causó muchas guerras a lo largo de su corta historia. En fin, se puede afirmar que esta especie siempre estuvo más preocupada por otras cosas que por su presencia en su hogar.
Llegó a un punto en el que su mera existencia representó un peligro para todo el ecosistema que la rodeaba. Originó estructuras y vehículos que con el paso del tiempo dañaron sus cielos. Estos seres comenzaron a consumir tanto, a tal grado, que dejaron sus desperdicios regados por todos sus alrededores. El mar y la tierra no tardaron en sentir los graves efectos de estos desechos. Los demás animales no estuvieron exentos del mal que provocaron estos sujetos dotados de razón. Especies enteras desaparecieron; algunas por la caza; otras más por el expansionismo de estos seres, quienes invadían sus hábitats sin conciencia alguna, y unas cuantas cuando sus hogares se convirtieron en los basureros del planeta.
Pecados
Aun así, tardaron en darse cuenta y la irresponsabilidad de sus actos se volvía más grande. A lo largo del planeta las temperaturas aumentaron, los incendios se convirtieron en la normalidad y los niveles de los océanos crecieron provocando inundaciones. Siendo una especie tan compleja, no existía un pensamiento único, sino una gran variedad de verdades. Esto la hacía muy diversa, pero a la vez era causa de profundos conflictos entre ella misma por una gran variedad de razones, algunas de ellas bastantes ridículas al verlas en retrospectiva.
En la medida en que se dieron cuenta del peligro que estaban ocasionándole al planeta y por consecuente lo que les deparaba si no actuaban rápido, llevaron a cabo medidas para intentar frenar esta avalancha. Desafortunadamente, existían sujetos con bastante poder y riquezas, ellos eran dueños de grandes monopolios que continuaban dañando al planeta… y nadie era capaz de detenerlos, por más que los criticaran en un invento llamado redes sociales. Al final esto es todo lo que quedó de esta especie, la cual no pudo detener su propio fin: lo único que queda ahora en ese planeta azul son las ruinas de esa civilización, un monumento a todos sus pecados.
Así fue como terminó la historia de la humanidad.