LOS AYERES DE UNA ESPECIE

“Lo único que queda ahora en ese planeta azul son las ruinas de esta civilización”.

Ignacio Anaya
Columnas
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Hace tiempo existió una especie animal que no supo observar sus alrededores. Era ciega a los cambios que ella misma provocaba sobre la tierra que pisaba, los aires que volaba y los océanos que nadaba. Tuvo la ventaja, dirían algunos, de haberse dotado de la razón. Por ello frente a otros animales supo crear sociedades complejas con diversos sistemas de gobierno, producir bellas obras artísticas, creer en distintas religiones y adaptarse a sus entornos. Igualmente, nunca estuvo unida y su división causó muchas guerras a lo largo de su corta historia. En fin, se puede afirmar que esta especie siempre estuvo más preocupada por otras cosas que por su presencia en su hogar.

Llegó a un punto en el que su mera existencia representó un peligro para todo el ecosistema que la rodeaba. Originó estructuras y vehículos que con el paso del tiempo dañaron sus cielos. Estos seres comenzaron a consumir tanto, a tal grado, que dejaron sus desperdicios regados por todos sus alrededores. El mar y la tierra no tardaron en sentir los graves efectos de estos desechos. Los demás animales no estuvieron exentos del mal que provocaron estos sujetos dotados de razón. Especies enteras desaparecieron; algunas por la caza; otras más por el expansionismo de estos seres, quienes invadían sus hábitats sin conciencia alguna, y unas cuantas cuando sus hogares se convirtieron en los basureros del planeta.

Ahora bien, esta especie, tan peligrosa dentro de su propio entorno, también debió sufrir las consecuencias de sus actos. Los registros históricos actuales no presentan suficiente evidencia pero se sospecha que el daño causado a la capa de ozono en su planeta por emisiones excesivas de ciertos gases provocó que los rayos ultravioleta de la estrella más cercana penetraran con mayor fuerza sobre estos individuos, provocándoles así ciertas enfermedades dañinas. Al ser una especie con un alto nivel de adaptación, lograba cuidarse utilizando una especie de crema que se untaba sobre su cuerpo; algunos miembros eran más resistentes que otros. No obstante, esta no fue la única de sus consecuencias pues, y de esto se cuenta con mayor evidencia, los gases contaminaron el cielo, dañando de manera permanente los pulmones de varios de estos seres. El aire causaba enfermedades.

Pecados

Aun así, tardaron en darse cuenta y la irresponsabilidad de sus actos se volvía más grande. A lo largo del planeta las temperaturas aumentaron, los incendios se convirtieron en la normalidad y los niveles de los océanos crecieron provocando inundaciones. Siendo una especie tan compleja, no existía un pensamiento único, sino una gran variedad de verdades. Esto la hacía muy diversa, pero a la vez era causa de profundos conflictos entre ella misma por una gran variedad de razones, algunas de ellas bastantes ridículas al verlas en retrospectiva.

En la medida en que se dieron cuenta del peligro que estaban ocasionándole al planeta y por consecuente lo que les deparaba si no actuaban rápido, llevaron a cabo medidas para intentar frenar esta avalancha. Desafortunadamente, existían sujetos con bastante poder y riquezas, ellos eran dueños de grandes monopolios que continuaban dañando al planeta… y nadie era capaz de detenerlos, por más que los criticaran en un invento llamado redes sociales. Al final esto es todo lo que quedó de esta especie, la cual no pudo detener su propio fin: lo único que queda ahora en ese planeta azul son las ruinas de esa civilización, un monumento a todos sus pecados.

Así fue como terminó la historia de la humanidad.