El Instituto de Biotecnología (IBt) de la UNAM es uno de los espacios de investigación científica más activos en el combate contra el nuevo coronavirus SARS-CoV-2, causante del Covid-19, ya que ahí un grupo de científicos concerta acciones innovadoras para contribuir a soluciones relacionadas con la pandemia a partir de su experiencia y conocimiento de las ciencias biomédicas y de aplicaciones biotecnológicas para su detección a nivel molecular, para su caracterización y seguimiento epidemiológico, así como para la terapéutica por medio de medicamentos.
Quien llama la atención sobre este esfuerzo de innovación y conocimiento es el doctor Jaime E. Padilla Acero, actual editor ejecutivo de la revista Biotecnología en Movimiento y exalumno del IBt, que hace un recuento a Vértigo de lo aportado por “una institución científica y universitaria con la capacidad y experiencia de cerca de 30 años en aspectos de investigación básica, optimización y transferencia de tecnologías con la disposición de contribuir en soluciones en torno de la pandemia”.
Manifiesta inicialmente cómo distintos especialistas participan en el mejoramiento de pruebas diagnósticas del SARS-CoV-2, “en particular la doctora Susana López, investigadora de virología en el IBt, quien participa con otros académicos en proyectos para estandarizar, capacitar e incluso optimizar los ensayos diagnósticos de Covid-19 a través de pruebas moleculares. También se ha dedicado a capacitar a otros laboratorios del ámbito académico en el desarrollo de esta prueba. En colaboración con el Instituto de Diagnóstico y Referencia Epidemiológicos (Indre) a la fecha se han capacitado y autorizado 18 laboratorios nacionales”.
Para el académico el proyecto más interesante es el de la secuenciación, análisis y seguimiento de variantes del SARS-CoV-2 ya que “permite aprovechar las capacidades, experiencia y recursos para la caracterización masiva de secuencias genómicas completas de microorganismos y virus (a partir de estándares o muestras de ADN y ARN) de forma rápida y precisa”.
Es sabido que la iniciativa fue posible al constituirse un consorcio de instituciones que promovieron la colaboración académica, técnica y clínica entre el Indre, el INER (Instituto Nacional de Enfermedades Respiratorias), el INCMNSZ (Instituto Nacional de Ciencias Médicas y Nutrición Salvador Zubirán), el IMSS (Instituto Mexicano del Seguro Social), la UNAM e investigadores mexicanos en la Universidad de Oxford, quienes han dado una respuesta ágil y hasta anticipada a la entrada, la dispersión y la evolución de la epidemia en nuestro país.
Destaca Padilla el trabajo del doctor Carlos Arias, investigador en virología y quien forma parte de la Comisión Universitaria para la atención del Covid-19, y el doctor Alejandro Sánchez, investigador responsable de la Unidad Universitaria de Secuenciación Masiva y Bioinformática (UUSMB), quienes junto a otros académicos del IBt han completado la secuenciación de las primeras muestras del nuevo coronavirus presentes en la población mexicana.
“Con ellas se aportan datos sobre los cambios a nivel molecular que presentan las variantes del SARS-CoV-2 desde que ingresó a nuestro territorio este año. Los resultados iniciales confirman el origen de los virus de 17 personas con antecedentes de viaje desde Europa o desde EU e indican que ya había transmisión local en el país en la segunda semana de marzo. Asimismo determinaron un rango de entre cuatro a diez cambios puntuales de las casi 30 mil letras del genoma de estas muestras, que aparentemente no alteran la virulencia ni la capacidad de transmisión del virus”.
Innovación urgente
Otra vertiente de la investigación para mitigar el Covid-19 y lograr la inmunidad ante el SARS-CoV-2 es la que lidera el doctor Tonatiuh Ramírez, quien enfoca sus conocimientos en la producción de diferentes proteínas recombinantes del tipo “anticuerpos monoclonales”, con los que se han desarrollado productos utilizados tanto en pruebas diagnósticas como para tratamientos preventivos contra alergias severas o crónicas.
De acuerdo con Padilla el director e investigador del IBt estudia “la fracción líquida de la sangre (el suero, el plasma) en pacientes que hayan cursado y se hayan recuperado de alguna infección, porque en ella se pueden encontrar nuevos anticuerpos dirigidos contra componentes del agente que la causó. En el caso del nuevo coronavirus se analiza si la producción de estos anticuerpos habría sido inducida por segmentos de las proteínas de la cápside (la que envuelve el genoma del virus) lo cual revelaría la posibilidad de una respuesta inmune”.
Entretanto, se prueba en diversos hospitales del mundo y de México la aplicación del suero de pacientes recuperados en otros que sufren complicaciones, esperando que estos anticuerpos antiSARS-CoV-2 mejoren su defensa frente a la infección.
“El desafío con este y otros ensayos es probar que estos anticuerpos sean neutralizantes, disminuyendo las complicaciones y, en personas sanas, que prevengan la infección, para utilizarlos como biomedicamento”, comparte Padilla.
“Los investigadores Adelfo Escalante y Francisco Bolívar Zapata avanzan a su vez —indica el académico— en la exploración de la producción microbiológica de componentes para medicamentos antivirales que tuvieran efectos terapéuticos. Su mira está puesta en el objetivo de tener un fármaco para condiciones graves o críticas del Covid-19”.
Por su lado, la doctora Laura Palomares sigue una singular estrategia con una plataforma para producir moléculas que induzcan la respuesta inmune y brinden una protección concreta al vacunado. Dice el también divulgador de ciencia: “La investigadora universitaria lidera un grupo científico que se ha propuesto desarrollar un candidato de vacuna recombinante contra el SARS-CoV-2. Usando un antígeno específico del nuevo coronavirus como vacuna se espera inducir la producción de anticuerpos, en este caso dirigidos contra la proteína S (que es espícula externa y que corresponde al sitio de reconocimiento de receptores superficiales de las células humanas, donde el virus se ancla), de tal forma que impidieran el inicio del proceso infeccioso”.
Así, los investigadores del IBt “han mostrado liderazgo en procedimientos para determinar secuencias completas del genoma de los virus circulantes y apoyar el seguimiento a la evolución de la pandemia. En herramientas para mejorar la precisión de pruebas serológicas que amplíen el conocimiento sobre la inmunidad adquirida y también sobre estrategias que brinden protección pasiva y segura a personal no infectado pero expuesto. Además hay acciones para emprender el diseño, producción inicial y pruebas preclínicas de candidatos de vacunas recombinantes que sean suficientes e idealmente más accesibles para la población mexicana”, concluye el universitario.
RECUADRO
La utilidad de los cubrebocas
Un reciente estudio de la Universidad de Cambridge, en Reino Unido, ofrece nueva evidencia de que las mascarillas o cubrebocas pueden ser muy útiles para evitar una creciente ola de contagios y reactivar la economía.
La investigación afirma que el uso masivo de mascarillas disminuye la propagación de la enfermedad y que cuando se combina con medidas de confinamiento previene futuras oleadas del virus.
El estudio sostiene que incluso las máscaras de tela hechas en casa, que tienen una efectividad limitada, pueden reducir “dramáticamente” la tasa de transmisión si las usa un número suficiente de personas.
“Nuestros análisis respaldan la adopción inmediata y universal de máscaras faciales por parte del público”, expresa Richard Stutt, investigador de epidemiología en la Universidad de Cambridge y coautor del estudio.
“Si el uso generalizado de máscaras por parte del público se combina con distanciamiento físico y cierto confinamiento, puede ofrecer una forma aceptable de manejar la pandemia y reabrir la actividad económica mucho antes de que haya una vacuna”, puntualiza Stutt.