El INEGI dio a conocer una buena noticia en medio de los desafiantes tiempos que vivimos: que entre 2012 y 2014 hubo una disminución de 24.3% en el número de homicidios dolosos, lo que implicó a su vez una sensible reducción en la tasa de medición internacional al pasar de 22 a 16 por cada 100 mil habitantes.
Vistas así las cosas, y con base a las actas de defunción contabilizadas en el Registro Civil, se observa, no hay duda, un logro a ponderar.
Incluso si se compara con las mediciones que ofrece la Organización de Naciones Unidas, México aparece en una distante posición de otros países latinoamericanos agobiados también por la violencia.
Honduras tiene el primer lugar, con una tasa de 90.4 asesinatos por cada 100 mil habitantes; Venezuela, de 53.7; El Salvador, 41.2; Guatemala, 39.9; e incluso Brasil aparece con 24.2.
Sin duda que nadie puede estar contento con estos dramáticos indicadores, pero sí aportan elementos para establecer qué se está haciendo bien, qué no se ha hecho y qué se está haciendo mal.
La revisión de las estrategias, por ejemplo, en medio de una competencia electoral es algo que semana a semana, e incluso todos los días, debe hacerse para alcanzar la victoria. Los cambios de equipo, rectificaciones en el sentido y contenidos del discurso son algún común.
Lo mismo sucede en las empresas, ya sea cuando ingresan en el mercado o bien cuando desean hacer una ampliación o ajuste por determinadas circunstancias. E incluso el viejo proverbio es de sabios rectificar nos recuerda una parte natural de nuestra conducta.
Faltantes
La fuga del más peligroso y buscado criminal en México ha dejado al descubierto una larga cadena de errores, omisiones, descontroles, impunidad y corrupción. Sistemas de vigilancia que por más sofisticados que sean, sin la voluntad y vocación de servicio de los operadores no sirven de mucho. O sí: para explicar cómo se llevó a cabo la espectacular huida.
También la concentración de esfuerzos para detener a los principales jefes delictivos del tráfico ilegal de enervantes, si bien ha dado resultados al encontrarse bajo proceso penal la gran mayoría de ellos, no ha logrado lo mismo respecto de una disminución en el abastecimiento en la venta de dosis al menudeo: como sabemos, los índices de consumo año con año van en aumento.
Otro faltante, y este de carácter urgente para su atención, es la falta de policías locales funcionales y operativas. Esto ha llevado a la notable sobreexposición y desgaste de las Fuerzas Armadas. Tanto el Ejército como la Fuerza Aérea y la Armada de México observan condiciones de sobreexigencia. Por supuesto que seguirán apoyando a las peticiones de la autoridad civil y a la población que solicita-exige su presencia para contener y someter al crimen organizado, pero actores políticos cruciales, como son el Poder Legislativo y el Judicial, parecen no darse cuenta o ignoran lo delicado de la situación.
Llevar a cabo una revisión y ajuste de la estrategia hasta ahora aplicada es del todo oportuno, ya que la percepción de inseguridad en la sociedad aumentó, derivada de la fuga, de acuerdo con otra medición del propio INEGI. Está por comenzar una nueva Legislatura. Incluir en la agenda de los partidos políticos una serie de iniciativas, sobre todo la de la Ley de Seguridad Interior y la Ley de Defensa Nacional, permitirá exigir a los gobiernos locales que cumplan con su parte para optimizar las condiciones de seguridad nacional y seguridad pública.