¿Cuánta seguridad resiste la libertad?

Edward Snowden consiguió asilo en Rusia
Foto: AP
Columnas
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Esta no es una pregunta teórica ni retórica: se trata de un cuestionamiento de fondo al que hemos llegado no por la sobra de una dictadura o por remanentes de la Guerra Fría, sino que el cuestionamiento tiene que ver con la esencia misma de la naturaleza del ser humano en cuanto al desarrollo de sus capacidades en un ambiente de paz y confianza en el futuro.

Ha sido en el país promotor de la libertad de mercado, comprometido con los valores de la democracia, donde se ha originado el debate luego de las filtraciones de Edward Snowden al periódico inglés The Guardian y que según sus recientes afirmaciones seguirán apareciendo, debido a que hay cuestiones clave y profundas por saber.

Sin querer, o sin proponérnoslo, hemos regresado a los fundamentos de nuestra cultura plural y tolerante, donde el Estado y el gobierno tienen responsabilidades muy claras, pero límites también en su relación con el ciudadano.

Las misiones del espionaje y sus logros, sin lugar a dudas, permiten inhibir y aún prevenir acciones de grupos terroristas, como acaba de darse a conocer con la alerta y cierre de más de 20 embajadas y consulados de Estados Unidos en los países árabes. Fue justo gracias a los recursos de la tecnología y a los especialistas que se logró interceptar el aviso de una de las formaciones locales de Al-Qaeda para atentar contra misiones diplomáticas de ese país. El cierre se prolongará por más de diez días.

También, de forma simultánea, sigue revelándose la extraordinaria vulnerabilidad y exposición de la vida privada de millones de ciudadanos estadunidenses, dentro y fuera de su nación, así como millones de comunicaciones en otras partes del mundo.

La justificación de gobiernos como el de Angela Merkel y, por supuesto, el de Barack Obama, no ha hecho sino incrementar las inconformidades de grupos, partidos políticos y asociaciones que ven en el recurso del espionaje una fórmula muy efectiva de control político de los adversarios.

Debate

Y ese es el punto: el destino o uso de la tecnología, además de la valiosa utilidad para hacerle frente de manera efectiva al terrorismo, bien puede dejar expuesta la vida y comunicaciones de quienes por alguna legítima razón y en apego a la pluralidad sean críticos a los gobiernos.

Para empezar, los profesionales de los medios de comunicación.

Para la democracia estadunidense se trata de un debate que va al origen mismo de la filosofía que les identifica como sociedad y sistema político. El establecimiento de controles a la regulación del Estado se nota, por ejemplo, en la adquisición de armas de fuego. Dado que se reconoce la legítima defensa y que cualquier intento de reglamentación es visto con desconfianza, el argumento central es el exhorto a reconocer al individuo capaz de generarse la seguridad personal y patrimonial por sí mismo.

En esta perspectiva el debate apenas comienza. Seguirán las revelaciones de Snowden agitando el panorama mundial de las relaciones internacionales, pero sobre todo la situación de los derechos ciudadanos en su país de origen (al cual es muy probable que tarde años en volver, o quizá nunca pueda regresar). Justo cuando ha comenzado el receso legislativo en Estados Unidos —el regreso es hasta el 2 de septiembre—, debemos prepararnos para un intenso y nutritivo debate. De responsabilidad ciudadana y de las misiones del Estado estaremos leyendo y escuchando un numeroso desfile de reflexiones. Eso será positivo tanto para la calidad de la democracia como para la eficacia de la seguridad y la aplicación de la ley.

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