Esta ceremonia trata de la conmemoración que nos recuerda los hechos en que el presidente Francisco Madero fue escoltado y acompañado desde el Castillo de Chapultepec por cadetes del Colegio Militar, para restaurar el orden constitucional violentado por un grupo de insurrectos.
La calificación de Marcha de la Lealtad hace alusión a uno de los valores fundamentales de la axiológica militar mexicana.
El desenlace, el asesinato del propio Madero, fue el inicio de una larga y cruenta lucha que costaría poco más de un millón de muertos y el destrozo de la economía.
En esta ocasión la disertación del general secretario de la Defensa Nacional, Salvador Cienfuegos Zepeda, en torno de la lealtad y otros dos conceptos amerita una serie de reflexiones.
Por una parte, y en primer lugar, la determinación de dar a conocer en un foro de ese nivel los sólidos basamentos morales y éticos de una sociedad hoy agobiada por el estancamiento económico y la inseguridad pública. La lealtad, afirmó el general Cienfuegos, es una actitud que no permite dobleces o condicionamientos. “Se es leal o no se es”, señaló. También abordó otros temas no menos relevantes, como la identidad entre las Fuerzas Armadas y el pueblo.
En segundo lugar, no deja de llamar la atención que aunado al principio esencial de la lealtad el discurso se haya referido también al honor. Estos dos conceptos se pueden leer en una importante cantidad de muros en las instalaciones militares a lo largo y ancho de nuestro país. El honor le confiere al ciudadano, cualquiera que sea su actividad, un decidido sentido de responsabilidad y apego a las prácticas que fortalecen el sentido de lo social y el respeto a la ley.
Patriotismo
México es por ahora un país ayuno de ideales. La inmediatez material y mediática, de forma cotidiana, despliega sus capacidades de distracción para intentar someter la natural voluntad de superación que como sociedad tenemos. El discurso leído el pasado lunes 9 de febrero permite visualizar que lo que hemos sido y podemos ser como nación se encuentra en las incuestionables capacidades que hemos tenido los mexicanos por generaciones para construirnos un presente y futuro cierto.
El tercer concepto mencionado fue el del patriotismo. Y en efecto, redondea las expresiones fundamentales de una sociedad que solo mediante la guía de valores y su puesta en práctica puede encontrarse en condiciones para sobrepasar con éxito cualquier desafío que se le presente. Ya sea frente a un desastre natural, crisis económica o disfunción de la seguridad pública, una sociedad y funcionarios que actúan con lealtad, honor y patriotismo no tienen otro destino que superar, y bien, esos momentos difíciles.
El discurso, que se encuentra disponible en la página de la Secretaría de la Defensa Nacional, es un referente de utilidad para conocer, además del pensamiento militar mexicano, las reflexiones de un ciudadano que desde su posición observa con detalle las capacidades que como país podemos desplegar. El soporte de los sistemas sociales, nos recuerda Niklas Luhmann en su libro ¿Cómo es posible el orden social?, es el sistema de expectativas que hacen funcionar y cumplir sus misiones a las instituciones.
Lealtad, honor y patriotismo son conceptos clave para el fortalecimiento de las bases de cualquier sociedad, que conducen a su vez hacia altos niveles de civismo e identidad. Recordarlo en aquellos pasajes críticos de nuestra historia, pero sobre todo ponerlos en práctica, es una necesidad para nuestro país.