EL PROGRAMA PARA LA SEGURIDAD NACIONAL 2019-2024

Las dimensiones de la seguridad en México deben ser tratadas con precisión.

Javier Oliva Posada
Columnas
Cambios de fondo.
Foto: Especial

Luego de la publicación y natural polémica generada por el Plan Nacional de Desarrollo (PND), conforme a los mandatos de la Ley de Planeación siguen los Planes Sectoriales. Estos son responsabilidad de cada una de las secretarías de Estado y dependencias del Poder Ejecutivo. Por último, pero no menos importante, se encuentran los Programas Especiales, entre los que figura el de seguridad nacional.

Hay que recordar que su primera aparición fue en el sexenio de Felipe Calderón (2006-2012) y continuó su publicación en el gobierno de Enrique Peña Nieto (2012-2018).

Por distintas razones, que ya se han expuesto aquí, la situación de la inseguridad pública y sus negativos efectos sobre la dinámica del país lejos de disminuir han venido creciendo. Ante esa difícil situación el ejercicio interinstitucional e interdisciplinario que dará paso al nuevo programa en materia de seguridad nacional deberá articular las nuevas expresiones del contexto internacional y las dinámicas que puedan incidir de manera efectiva y oportuna en la recuperación de la tranquilidad y aplicación del Estado de Derecho en todo el país.

Por principio de cuentas el serio y profundo ajuste a las áreas de defensa, seguridad e inteligencia impactará sin duda en los planteamientos y alcances del programa para la seguridad nacional. Por ejemplo en el área de defensa la desaparición del Estado Mayor Presidencial y sus repercusiones en aspectos clave como la integridad física del presidente de la República y su familia ha obligado a desarrollar medidas a todas luces improvisadas por parte del equipo de civiles que rodean al mismo presidente. Qué decir de los efectos del severo trasvase de personal de la Policía Militar y de la Policía Naval a la recién creada Guardia Nacional (GN).

Identidad

En lo que se refiere a las áreas de seguridad, es decir, nacional, interior y pública, la citada GN representa un cambio sustancial en la manera de percibir la problemática desde el gobierno y la instrumentación de medidas directas para contener y someter a la criminalidad organizada y común a partir del empleo decisivo de integrantes de las Fuerzas Armadas bajo la responsabilidad de la autoridad civil (Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana).

Desde la desaparición de la Comisión Nacional de Seguridad Pública, junto con la muy probable supresión de la Policía Federal, las dimensiones de la seguridad en México deben ser tratadas con precisión en el citado programa para la seguridad nacional 2019-2024.

La reconversión del Centro de Inteligencia para la Seguridad Nacional (Cisen) en Centro Nacional de Inteligencia (CNI) y su desaconsejada incorporación a la Secretaría de Seguridad implican, sin duda, uno de los ajustes más importantes, o el más importante en cuanto a las tareas de inteligencia que debe desarrollar el Estado mexicano, que no el gobierno en turno. Las condiciones para realizar las labores en esa sensible y fundamental área también tendrán una consecuencia de consideración en el multicitado programa. Hay que recordar que todas las democracias consolidadas cuentan con un sólido sistema de inteligencia civil ya que se significa por ser un baluarte para la defensa y fortalecimiento de la identidad y valores de la pluralidad.

Como se observa para la confección del nuevo Programa para la Seguridad Nacional 2019-2024 se cuenta con condiciones estructurales e institucionales muy diferentes, a lo que debemos agregar la específica problemática nacional e internacional. Es deseable que dicho documento guíe en los hechos las políticas en la tarea esencial de preservar y fortalecer la identidad del Estado mexicano.