ALGUNAS IMPLICACIONES DEL JUICIO

“México como tema de debate”.

Javier Oliva Posada
Columnas
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Como se decía en la era preinternet: han corrido ríos de tinta. Hoy sería la difusión de miles de mensajes, comunicados y programas en las redes digitales de comunicación, además de cientos de horas de transmisiones por radio y televisión, respecto de las supuestas —dado que el jurado popular aún no les ha conferido veracidad alguna— revelaciones de la serie de testigos para inculpar al exfuncionario federal durante los sexenios de Vicente Fox y Felipe Calderón (2000-2012). Falta mucho por ver, escuchar y, sobre todo, analizar en el caso de Genaro García Luna.

Las frecuentes posturas en evidente precipitación y de prejuicios que han condenado, incluso a cadena perpetua, por parte de opinadores en nuestro país, han debido esperar a que prosiga conforme al Derecho penal estadunidense un juicio que, cualquiera que sea su resultado, tendrá profundas implicaciones para la vida política e institucional de México.

Veamos, por ejemplo, la casi imperceptible cobertura que ha merecido el juicio por parte de los medios convencionales y digitales en ese país. Es probable que la explicación se base en la proporción a la atención misma destinada a lo que suceda en México luego del extendido prejuicio respecto de la penetración de las actividades y organizaciones delictivas en el quehacer cotidiano de nuestro país. A lo que, por cierto, mucho han contribuido las series de televisión y películas producidas por mexicanos.

Efectos

Es muy difícil pronosticar el veredicto del jurado. Como cada sistema judicial, el de Estados Unidos tiene sus particularidades; además de la natural y extraordinaria politización del caso que nos ocupa en medio de la abierta contienda por la candidatura a la Presidencia de la República desde el oficialismo, el resultado de la culpabilidad o inocencia de García Luna desde ahora puede plantear efectos perceptibles en cuanto a la dinámica política por venir.

Uno de ellos, sin lugar a dudas, es el notable escalamiento y polarización respecto de la confrontación de un segmento de los afines al actual gobierno federal en torno a la persona del expresidente Felipe Calderón Hinojosa.

Otro, que ha pasado inadvertido en la mayor parte de las especulaciones y debates en México, son las consecuencias que tendrá el resultado del veredicto en el entorno y enjambre de las agencias de seguridad e inteligencia civiles en EU, sobre todo por lo que concierne a la Administración de Control de Drogas (DEA), misma que ha tenido una muy complicada relación con autoridades mexicanas en este y anteriores sexenios.

Es evidente que, como en una película de tercera dimensión, dicha agencia está sentada al lado de García Luna a la espera del resultado, pues son las pruebas aportadas (testimonios verbales) con las que se emitirá el encarcelamiento o libertad del exfuncionario federal.

Debemos prepararnos como opinión pública para analizar, en lo posible sin apasionamientos, lo que el jurado decida. El escarnio, la animosidad, las insidias y otras muy humanas reacciones en este tipo de situaciones solo nos conducen a posturas irreconciliables que en nada contribuyen o aportan al clima de convivencia, no se diga al desarrollo de la democracia con base en argumentos y la persuasión.

En cuanto se conozca el resultado, ahí sí que será objeto de comentarios en EU, no solo desde los medios de comunicación sino también desde los círculos de poder, sobre todo en el Capitolio, donde hay notables grupos de interés en el espectro del Partido Republicano con una postura decidida contra lo que significa México como tema de debate y una supuesta afectación a los intereses de seguridad nacional de su país. Veremos.