EL DIRECTOR DE LA CIA, EN MÉXICO

Javier Oliva Posada
Columnas
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La visita de cualquier integrante de la alta burocracia de Estados Unidos a nuestro país implica, además de la agenda específica, un mensaje en cuanto a lo que significa un tema de atención y prioridad para esa superpotencia. Así ocurre con William Joseph Burns, considerado por Joseph Biden como un funcionario serio y profesional, responsable de la principal agencia de inteligencia civil en el mundo.

Anunciada su visita por varios medios nacionales, Burns llegó a México el pasado miércoles 26. Con una media verdad o una media mentira se comunicó que el motivo de la visita era preparar el viaje de la vicepresidenta Kamala Harris para los días 7 y 8 de junio. Sin embargo revisando notas y reportajes de otros años deducimos que el director de la Agencia Central de Inteligencia (CIA) no va de “avanzada” cada vez que el presidente o la vicepresidenta salen del país, como aquí se dio a conocer.

En este amable espacio he venido dando cuenta de forma gradual, pero evidente, de un escalamiento en las tensiones entre nuestro país y Estados Unidos, sobre todo en lo que concierne a la agenda compartida de seguridad pública e inteligencia contra el crimen organizado.

He documentado desde la solicitud al jefe del Departamento de Estado por parte de doce congresistas del Partido Demócrata para que investigue y llame la atención de las autoridades mexicanas porque consideran un verdadero peligro la forma en que se usa a las Fuerzas Armadas y a la Guardia Nacional, hasta la carta del gobernador de Texas enviada al presidente Biden para que declare a las organizaciones criminales de México como “terroristas” y un peligro para la seguridad nacional de su país.

Lo anterior sin olvidar la declaración del jefe del Comando Norte ante la Comisión de Asuntos de las Fuerzas Armadas del Senado de EU a propósito de que entre 30 y 35% del territorio de México estaba bajo control de organizaciones criminales.

Agenda

Estos y otros eventos o posturas de funcionarios civiles y militares de ese país son los antecedentes para la visita de William Burns, lo que evidencia lo obvio: la preocupación que existe al norte del río Bravo a propósito de las condiciones y resultados con que se hace frente y contención al crimen organizado, sobre todo en lo que hace al tráfico de drogas.

Las áreas civiles de inteligencia y seguridad pública deben tomar detallada nota del significado de la visita, especialmente cuando se trata de un nuevo gobierno que recién se estrenó el pasado 20 de enero y que, por lo tanto, acompañará al presidente López Obrador hasta el último día de su sexenio.

De ahí la relevancia de atender y entender que la situación por la que pasan varias zonas de la geografía mexicana, así como la violencia extendida en numerosos municipios, llega a tal nivel que forman parte de la agenda de seguridad nacional de la principal potencia mundial. Tal y como sucedió con la reciente y simbólica visita del nuncio apostólico Franco Coppola a Aguililla, Michoacán.

Nuestro país, lo sabemos, por su ubicación en la geopolítica mundial siempre ha sido escenario de importantes estrategias y estratagemas de los conflictos de intereses entre las potencias. Sean económicas, políticas, de seguridad, militares o, por supuesto, culturales, entre otros muchos ámbitos de la dinámica antigua y contemporánea, debemos darnos cuenta de esa posición, porque a la vez que entraña complicaciones también significa enormes ventajas.

Debemos aprender a usarla en favor del poder e intereses nacionales.