EL PERSISTENTE DEBATE (EN EU) SOBRE NARCOTERRORISMO. ¿Y TESLA?

“De nueva cuenta la condición geopolítica del país juega a favor”.

Javier Oliva Posada
Columnas
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Ahora fue durante la Audiencia del Comité Judicial del Senado norteamericano, el pasado miércoles 1, cuando a pregunta expresa el jefe del Departamento de Justicia (equivalente a la Fiscalía General de la República, para nuestro caso), Merrick Garland, afirmó que no se opondría a designar como “terroristas” a las organizaciones criminales mexicanas.

Como lo hemos reseñado desde hace meses en este amable espacio, se trata de una polémica que si bien es de baja intensidad resulta de constante difusión (medios de comunicación, academia, debate legislativo).

Sea desde la pasada administración del presidente Donald Trump o ahora con Joseph Biden, la temática no deja de estar en medio de las relaciones bilaterales en materia de seguridad fronteriza, tráfico de drogas, armas, personas y dinero.

No obstante, como también señaló Garland, una denominación jurídica de ese tipo a las organizaciones criminales de México implicaría un serio ajuste o afectaciones, al menos, a las relaciones comerciales, turísticas, viajes, cultura y otras muchas más expresiones de una intensa relación binacional.

El contexto de la referida audiencia en el Senado estadunidense se desprende directamente de uno de los cuatro ejes temáticos que expresó Biden en su discurso The State of the Union a propósito de la “guerra contra el fentanilo”.

Conforme a las notas despachadas desde Washington, el antecedente más inmediato, es el comunicado enviado por 21 procuradores estatales a Biden para solicitarle la nueva caracterización a las organizaciones criminales de nuestro país.

Así, conforme pasa el tiempo, las presiones y la difusión de la propuesta gana espacios mediáticos y ahora, a todas luces, políticos. Más aún cuando nuestro país va adquiriendo un importante protagonismo en el comercio y economías mundiales, como acaba de demostrarse ante el anuncio de una muy importante inversión de la empresa Tesla en Nuevo León.

Contrastes

Ambos acontecimientos son desde luego contrastantes. Por una parte, aumentan las presiones injerencistas desde distintos grupos de poder político y económico de EU; y, por otra, en un anuncio el martes 28 de febrero, desde Austin, Texas, se da a conocer de manera formal una inversión que disputaron países como Alemania, Inglaterra, Brasil y China, por mencionar algunos.

Entonces, la pregunta es sencilla pero difícil de contestar: ¿hay condiciones para declarar a las organizaciones criminales mexicanas como “terroristas” cuando el mismo país es objeto de una cuantiosa inversión de dimensiones mundiales en el sector automotriz?

La errónea y simplista respuesta de que “son temas muy diferentes” no tiene posibilidad alguna de ser esgrimida. Menos aún si se considera que la mayor parte de la violencia criminal se concentra, en términos generales, en el norte de México.

De ahí que existan las condiciones apropiadas para esa inversión. Y es deseable que así sea. Como lo ha manifestado el presidente López Obrador, las políticas de seguridad pública, en el entendido de las dinámicas nacionales y regionales, se analizan y ajustan para atender de mejor manera las necesidades específicas de los sistemas sociales afectados. De nueva cuenta, la condición geopolítica de nuestro país juega en favor de la proyección de los intereses nacionales. Y con ello, desde luego, la historia, la consistencia institucional y el marco legal en su conjunto.

Recordemos el viejo adagio de Karl Marx: el capital no tiene patria, tiene intereses.