INICIA LA CONTIENDA PRESIDENCIAL EN EU

“Larga y compleja agenda bilateral y continental”.

Javier Oliva Posada
Columnas
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El pasado sábado 28 el expresidente Donald Trump inició de manera formal la ruta para tratar de ser de nueva cuenta el abanderado del Partido Republicano para regresar a la Casa Blanca. En dos eventos multitudinarios, realizado uno en New Hampshire y el otro en Carolina del Sur, dejó en claro una sensible radicalización en sus posturas críticas respecto de las relaciones con México, la invasión rusa a Ucrania y, desde luego, la política económica del gobierno de Joseph Biden.

Como sucede en cada proceso interno de selección para las candidaturas a la Presidencia y Vicepresidencia de Estados Unidos, al comienzo hay una larga lista de aspirantes por los dos partidos históricos y se va depurando conforme se dan a conocer las cantidades de dinero que reúnen en cada evento para financiar la campaña formal para la titularidad del Poder Ejecutivo.

Por ejemplo, ahí está Mike Pompeo, exjefe de la Agencia Central de Inteligencia (CIA) y exjefe del Departamento de Estado con Trump, quien acaba de publicar sus memorias con el específico fin de ganarse un lugar tanto en la opinión pública como en el debate al interior de las filas republicanas. Según los analistas de ese país, tiene muy pocas posibilidades de lograrlo.

En consonancia con las reglas no escritas del sistema político estadunidense, también el presidente en funciones, y conforme al proceso legal, si tiene posibilidades de optar por la reelección genera una pausa al interior de su organización (Partido Demócrata), hasta que tome la determinación de si compite o no de nuevo por la Casa Blanca. En el caso de Biden y de la vicepresidenta Kamala Harris se trata de una mancuerna complicada por dos razones: la primera es por la edad del presidente al volver a competir (81 años cumplidos al momento de la elección en noviembre del siguiente año, contra 77 de Trump para entonces); la segunda es la serie de rumores respecto de su estado de salud.

Animosidad

En cualquier caso, y bajo cualquier escenario —más aún luego de los resultados tan polarizados de las elecciones de noviembre del año pasado— dicha inercia no disminuirá; incluso es muy probable que aumente. Más aún por la animosidad con la que Trump reacciona a la serie de acusaciones y juicios iniciados en su contra debido, sobre todo, a falsedades en sus declaraciones de impuestos, así como su probable responsabilidad en el asalto al Capitolio el 6 de enero de 2021, cuando una muchedumbre afín a él propició lo que ha sido sin duda la peor crisis política de EU al menos en lo que llevamos del siglo XXI.

Por lo que hace al tema “México”, de nueva cuenta será una arena de debate para que grupos políticos, medios de comunicación, ámbitos de la academia, firmas empresariales y centros de pensamiento, entre otros muchos actores, además por supuesto de los candidatos a ocupar la Oficina Oval, diriman sus controversias en la larga y compleja agenda bilateral y continental, que incluye a los intereses tanto de nuestro país como de EU.

Sobre todo a partir de considerar la muy probable y violenta extensión cronológica de la guerra entre Rusia y Ucrania debido a sus persistentes e importantes afectaciones a la dinámica mundial.

En este sentido, Trump en sus mítines del sábado 28 se refirió a ese conflicto como “una guerra absurda; debemos ponerle fin”, sin agregar mayores detalles a dicho planteamiento. Ya veremos cómo comienzan a aclararse las propuestas ante tan complejo problema, para estar preparados desde nuestro país.