LA NUEVA LEY ORGÁNICA DE LA ARMADA

“Las Fuerzas Armadas continúan apoyando el desarrollo nacional”.

Javier Oliva Posada
Columnas
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Primero se discutió y aprobó en el Senado de la República el día 2. Y el 9, por mayoría simple, también obtuvo luz verde en la Cámara de Diputados: los ajustes, adecuaciones e inclusiones en la Ley Orgánica de la Marina-Armada de México significan un paso determinante para la puesta al día de un ordenamiento jurídico indispensable para que una de las tres Fuerzas Armadas adquiera las capacidades y condiciones para atender la creciente y compleja agenda de desarrollo del país.

Como sabemos, la Secretaría de Marina-Armada de México la dirige el almirante secretario Rafael Ojeda Durán.

Desde el año pasado se llevaron a cabo sesiones de Parlamento Abierto donde con participación de personal naval, académicos y especialistas en asuntos marítimos, entre otros, se dio sentido a lo que recién aprobó el Congreso de la Unión. Estamos ante un proceso jurídico y militar de primer orden.

Varios son los aspectos que se pueden destacar de la nueva ley, que consta de 94 artículos y cinco transitorios. Cabe resaltar, por ejemplo, el establecimiento de las condiciones necesarias para que las mujeres y los hombres integrantes de la Armada cuenten con igualdad de derechos para desarrollarse personal y profesionalmente en las diversas áreas que integran las actividades de la institución. Este es un dato sustancial, puesto que en las democracias contemporáneas como la nuestra la constante adaptación de las Fuerzas Armadas, sin perder la esencia, misión y filosofía de la profesión militar, deben procesar las dinámicas, antagonismos y exigencias de un cambiante y desafiante entorno.

Valores

Otro aspecto verdaderamente a destacar son los profundos ajustes en cuanto a la disciplina naval. Sobresale que ahora el personal militar permanente será dado de baja por mala conducta y faltas al servicio de manera definitiva. En la anterior ley esto no podía hacerse y solo aplicaba a los integrantes de la milicia auxiliar. Pero ahora aplicará a todas las jerarquías, niveles administrativos, armas y servicios por la comisión del delito de traición a las Fuerzas Armadas, lo que es en sí mismo una muy severa acusación no solo en el ámbito del Derecho militar, sino para cualquier mexicana o mexicano que incurra en prácticas criminales afectando el sano y pacífico funcionamiento de los sistemas sociales y productivos.

Este punto, me parece, será un antes y un después en cuanto al acatamiento y puesta en práctica de valores como lealtad, disciplina, vocación de servicio y, sobre todo, patriotismo.

Una persona de bien, si actúa bajo la guía de las prácticas cívicas, normas de convivencia y de superación, sin duda que lo hace pensando por el bien propio, de su familia y por lo tanto de la patria.

Por eso ese ajuste a la Ley Orgánica de la Armada debe difundirse a la población abierta. En otras palabras, actuar bajo la dinámica de la delincuencia organizada y del narcotráfico, sobre todo, es traicionar a México. Sin duda es fuerte, pero necesario, dadas las precarias condiciones de seguridad pública que se viven en varias partes del país.

También en el renovado texto de la ley se observan asignaciones formales para la seguridad, vigilancia y administración de los puertos.

Con lo anterior, y siguiendo los lineamientos planteados por el presidente de la República, las Fuerzas Armadas continúan, conforme a los ordenamientos jurídicos vigentes, apoyando de manera decidida el desarrollo nacional.

Para tal efecto la Armada ha sido dotada por el Poder Legislativo de un muy importante recurso para armonizar sus capacidades y proyecciones en función de garantizar la independencia, libertad y soberanía de México.