LAS MEMORIAS DE MIKE POMPEO

“Una suposición muy extendida”.

Javier Oliva Posada
Columnas
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Es una importante y útil costumbre en Estados Unidos que funcionarios de primer nivel, entiéndase integrantes del gabinete presidencial, una vez concluido su encargo se den a la tarea de escribir y difundir sus experiencias y testimonios a propósito de su desempeño en la alta burocracia de Washington.

Lo vimos, por cierto, de forma relevante con los integrantes en su momento de la larga lista de funcionarios que desfilaron por las principales oficinas de la presidencia de Donald Trump.

Esto se suma a los reportajes que mediante citas anónimas en su mayoría también tratan de retratar y describir con fidelidad el ambiente bajo el cual se tomaron

decisiones sustanciales para ese país y para buena parte del mundo.

Ahora es turno de Mike Pompeo, quien se desempeñó primero como jefe de la Agencia Central de Inteligencia (CIA) y después como secretario de Estado, con el expresidente Trump.

De 2011 a 2017 representó al IV distrito electoral de Kansas ante la cámara baja. Se ha caracterizado por sus posiciones radicales en el conservadurismo en cuanto al espectro ideológico estadunidense. Incluso formó parte del Tea Party, que jugó un papel crucial para que Trump se convirtiera en candidato presidencial triunfante.

Es egresado de la prestigiada escuela y academia militar West Point, de donde salió como capitán del Arma Blindada (tanquista).

Seguridad

Al igual que Mark Spear, último jefe del Departamento de Defensa en la gestión de Trump, en Never give an inch. Fighting for the America I Love (Nunca ceder una pulgada. Luchando por la América que amo) Pompeo da testimonio de que Trump se refirió formalmente a la posibilidad de bombardear desde altamar los lugares que en la costa del Pacífico mexicano contaran con instalaciones de laboratorios clandestinos para la fabricación de fentanilo. Sobre todo los ubicados en Sinaloa.

Este dato es en sí mismo muy preocupante y sugerente respecto de lo que argumentan y piensan personalidades y sectores del conservadurismo estadunidense que ven en las organizaciones criminales complejas de nuestro país un auténtico antagonismo a sus intereses nacionales y, por tanto, para su política de seguridad nacional.

Por si fuera poco, Pompeo argumenta y afirma con determinación que el próximo ataque terrorista contra su país, de las dimensiones del 11 de septiembre de 2001, puede organizarse y perpetrarse desde México. Esto a partir de una suposición muy extendida en varios círculos políticos, mediáticos y académicos en su país respecto de que una proporción relevante de nuestra geografía la controlan organizaciones criminales, lo que provoca una debilidad estructural del Estado mexicano para garantizar la paz pública y, sobre todo —con referencia a su agenda de seguridad nacional—, pone en riesgo la soberanía ante la posibilidad de que intereses extracontinentales aprovechen dicha situación.

Esta hipótesis, que se difunde ante la inminencia del inicio del proceso para la sucesión presidencial en EUJoseph Biden cumplió el pasado día 20 su tercer año como titular de la Casa Blanca—, auspicia las posturas más xenófobas contra lo que sucede en México y la forma en que se viene procesando, es decir, la política de seguridad pública.

Sin duda, es importante analizar testimonios como los de Mike Pompeo, puesto que en buena medida adelantan lo que serán los principales temas en el debate por las candidaturas presidenciales de EU el próximo año.