UN CAMBIO GEOPOLÍTICO DE FONDO

“Un riesgo bélico cuyos resultados son imposibles de prever”.

Javier Oliva Posada
Columnas
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De las guerras se sabe cómo, cuándo y por qué empiezan, pero no cuándo acabarán. Ahora mismo en Ucrania, mediante el suplicio de la población civil, existen elementos suficientes para ubicarla en uno de los escenarios más dramáticos de la historia en el siglo XXI. Los diversos testimonios, reportajes y videos, entre otras evidencias, no dejan lugar a dudas.

México, como participante de primer orden en la comunidad internacional, debido sobre todo a su ubicación además de sus potentes proyecciones culturales, debe contar con una perspectiva a propósito de su trayectoria en la historia contemporánea.

Es sabido que las características y efectos de los conflictos bélicos en curso, tarde o temprano afectan a todo el planeta, sin excepción: lo que se denomina o conoce como “efecto mariposa” irradia a cada esquina, lugar y sistema social. De ahí que como sociedad debamos plantearnos cada una de las posibilidades en el reajuste de la nueva realidad.

Pandemia, guerra en curso (la invasión de Rusia a Ucrania), inflación histórica y sus efectos como el desempleo, así como una larga serie de secuelas como son las crisis de los sistemas de comunicación, transporte y salud, entre otros, implican un serio antagonismo para las capacidades de cada Estado.

En esos términos, México concentra para bien elementos necesarios para procesar esos desafíos. Para tener en consideración lo anterior deben recordarse importantes alusiones recientes a nuestra ubicación y geopolítica.

Proyección

Como se recordará, la primera referencia sustancial al papel de México en el mundo fue la hecha por el general Lloyd Austin, jefe del Departamento de Defensa, cuando en una conferencia pronunciada en el Atlantic Forum a fines de noviembre sostuvo que nuestro país debía ser incluido como integrante permanente de la Organización del Tratado Atlántico Norte (OTAN).

La siguiente, ya en el curso de la invasión de Rusia a Ucrania, fue el señalamiento del presidente Vladimir Putin a propósito de cuál sería la reacción de Estados Unidos si Rusia instalara base de misiles en Canadá y México.

Por último, el expresidente Donald Trump felicitó en un mitin al mandatario ruso por haber invadido Ucrania y expresó que su país debía hacer lo mismo con la frontera de México para, según él, aplacar la violencia criminal y el tráfico de drogas.

Esto nos proporciona una muy clara idea de la preponderancia y proyección de México en el cambiante escenario de los intereses internacionales, así como del realineamiento de las alianzas y compromisos de las principales potencias militares y económicas, tal como ahora se está dando.

Conforme se prolongue la guerra entre Rusia y Ucrania mayores serán las pérdidas de vidas y también las posibilidades de que se extienda a otras partes de Europa. De tal manera que resulta sustancial acelerar los procesos de negociación para evitar un serio riesgo bélico cuyos resultados son imposibles de prever.

Hasta el momento la acción de la diplomacia mexicana, tomando en consideración la que se produce desde el Poder Legislativo, se mantiene a cierta distancia de las principales sanciones a Rusia y al gobierno de ese país. Sin embargo, en la medida en que la población civil ucraniana se convierta en objetivo militar los espacios para la neutralidad serán difíciles de mantener. Y desde ahora el gobierno mexicano debe tener lista una hipotética respuesta a una situación que solo traerá más dramatismo y destrucción.

Como se señaló arriba, nuestro país cuenta con capacidades y proyección suficientes.