Sin ideologías

Con la suma de esos Guatemala y Honduras se elevó a 18 el número de integrantes del programa denominado PetroCaribe Venezuela.

Li Yuanchao | China mira hacia Sudamérica
Foto: Internet
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Apenas despegaba el Air Force One de San José de Costa Rica el día 3 de mayo, ya en Caracas se preparaba la firma para la formal adhesión (el sábado 4) de Guatemala y Honduras al proyecto de venta de petróleo y gas a precios accesibles y con un plazo de amortización de hasta 25 años. Con la suma de esos dos países se elevó a 18 el número de integrantes del programa denominado PetroCaribe Venezuela.

Asimismo, el vicepresidente de la República Popular de China, Li Yuanchao, inició el lunes 13 una gira por Sudamérica que lo llevará a Venezuela, Argentina y Uruguay. El criterio establecido de las visitas ha sido entrevistarse con aquellos mandatarios con los que China mantiene fuertes lazos comerciales y diplomáticos. La forma en que votaron en el proceso de elección del dirigente de la Organización Mundial de Comercio, los países latinoamericanos y los integrantes del llamado grupo de los BRICS no deja duda de su influencia en el ambiente internacional.

La llegada de petróleo venezolano hasta nuestra estratégica frontera con Guatemala también revela la gradual e inexorable pérdida de agilidad de la diplomacia mexicana, que como he apuntado en otras ocasiones viene desde hace décadas.

La diferencia, ahora, radica en que el extravío de la presencia de México se vio agudizada en los doce años de gobiernos panistas, caracterizados por decisiones erráticas y de falta de orientación en la diplomacia latinoamericana: seguimos pagando el repliegue y contención evidentes respecto de la promoción de los intereses de la nación.

Oportunidad

En la etapa que vivimos ya no existen disputas o conflictos entre naciones azuzadas por ideologías de ningún tipo; hoy se trata de claros y directos intereses geopolíticos, diplomáticos y comerciales entre países y bloques de países.

Ya sean los reclamos por el lecho submarino del Océano Polar Ártico o las rutas de tránsito en el Mar de China o el Mar Amarillo, el renacimiento de la geopolítica y los mares es una realidad cuyo único resultado, en caso de que nos tome por sorpresa como nación, será la agudización del aislamiento y debilitamiento de la presencia de México, incluso en su ámbito geográfico natural (Norte, Centroamérica y el Caribe), como ya comenzó a suceder.

Por eso es muy importante que ahora, ante el transcurso de los primeros seis meses del nuevo gobierno del presidente Enrique Peña Nieto, se fijen desde el Plan Nacional de Desarrollo las prioridades en cuanto a la estrategia internacional para el fortalecimiento, y aún la ampliación, de los círculos concéntricos de intereses del país.

Dada la ubicación geopolítica de México, las condiciones para obtener una sana ventaja y a la vez ser la puerta de comunicación entre la diplomacia y el comercio de Norteamérica respecto de Latinoamérica es, de nuevo, una gran oportunidad.

Ante la natural dinámica de los constantes ajustes políticos y económicos en el continente americano, fundamentar sobre las bases históricas de integración de cada subregión agilizará el diálogo y acercamiento conforme a esas agendas específicas y, por fin, a una agenda del hemisferio americano.

México puede recuperar, desde una renovada perspectiva a propósito de los inéditos antagonismos al Estado, una capacidad real de influencia y decisión. Identificar la composición e irrupción de esos antagonismos es pensar en la perspectiva del Estado hacia los siguientes 30 o 50 años. Ha llegado el momento de retomar el sentido estratégico de la diplomacia. Ojalá y no dejemos pasar tan relevante oportunidad.

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