Decía este escritor maldito en su anterior entrega que como viejo lobo de mar quisiera palmar en Argentina o Chile, mas eso sí: con sus perros.
¿Qué opinión tiene de los chilenos?
Le han parecido hoscos en ocasiones, pero de una profunda alma noble. Pensaba que Chile era como una Prusia en el Cono sur. No hay tal: los chilenos padecen los defectos de nuestra idiosincrasia y de nuestro linaje.
No dicen “ahorita”, pero sí “venga Usted mañana”. Hay el asunto mapuche. Él admira a los selknam y le parecen mucho más interesantes que los chilenos católicos o de alguna secta galilea. No hay que extrañarse de sus juicios y desvaríos. Cita una frase que escuchó de Erwin Robertson, en el sentido de que Chile era como una daga, profunda y filosa.
Le gusta el porte del Ejército chileno y su disciplina. Le placen mucho las chilenas y sus cuerpos grabados en el granito de los dioses y su temperamento. Y esa moneda que dice: Por la razón o por la fuerza.
¿Cuál ha sido el costo de tener un pensamiento antisistémico y publicar literatura antisistémica?
Eso no lo eligió él, explica. Ha sido determinante en cuanto estar marcado en la lista del oprobio y de otros epítetos o clasificaciones políticas. De cualquier forma, no soporta a las medias tintas: a los tibios, a los que no saben que son, a los que temen que los aplaste algún borrego borracho o sobrio.
Efectivamente, no ha recibido becas ni premios, a excepción de algunas excentricidades provenientes más de España.
Futuro
Le resulta más difícil publicar hoy que en sus comienzos. Ama la Boca en Buenos Aires, donde le gustaría morir con alguna bailarina piernuda, tomando vino y llevando una chamarra del Boca.
No le interesa ya lo que ha escrito, si bien está trazando una saga sobre el escritor francés fascista Drieu la Rochelle con quien se identifica. El hecho es que no lo han podido silenciar y se siente muy satisfecho de ser la mala conciencia de los buenos, que quizá no son buenos para nada.
¿Cómo ve el futuro? ¿Como lo profetizó Orwell en 1984?
No creo que exista el futuro. Es ya mucho con el aquí y el ahora. En cuanto a lo de Orwell, está tratado en Notas sobre la caída del Imperio, en que entrevera la Fundación de Asimov con Orwell y que está ya por publicarse por Editorial Eas, de Manuel Quesada, en España (para el que le interese).
Teme mucho que el ciclo se cierre en la más densa oscuridad. Lector de Evola, de Guénon, de Schuon y de tantos otros, no tiene esperanzas, más que ver el amanecer naranja que se levanta sobre las sombras de la ciudad podrida cada mañana.
La transcripción de esta entrevista la realizó la Señorita Etcétera, su secretaria. Dice dedicar esta entrevista a su mujer, Julieta Alatorre, y su cuñada Lola, autora de unos cuadros magníficos sobre sus perros Tin Tan y Banzai.