Revuelta heroica y Drieu

Se destaca un texto en la trayectoria como escritor político de Drieu La Rochelle: el que revela el vínculo existencial con una idea de exaltación de la naturaleza y de su armonía.

Drieu La Rochelle, escritor y político
Foto: Especial
José Luis Ontiveros
Columnas
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Se destaca un texto en la trayectoria como escritor político de Drieu La Rochelle: el que revela el vínculo existencial con una idea de exaltación de la naturaleza y de su armonía, que atraviesa transversalmente un izquierdismo nacional, con una profunda repulsión al materialismo de la revolución industrial, que ahora sería la posmodernidad, y de su muy peculiar llegada al fascismo socialista, de acuerdo a escritos inéditos en que se manifiesta una relación entre la polis, la naturaleza y la vida literaria.

Esta se da no en función de la concepción ciudadana del tercer Estado, en que resalta Drieu que el escritor resulta un tipo guiñolesco al servicio de los poderes que se han enseñoreado del mundo —y mucho más en estos tiempos de penuria e indigencia espiritual que profetizara Hölderlin. La cuestión es, entonces, someterse a los servilismos y caravanas que surgirían de una deformación del servicio público o bien al disfrute de sinecuras y ventajas propias de los revolucionarios bien pensantes, que suelen ser objeto de la atención de la masificación del criterio.

Drieu se mantiene distante en su ser de la ciudad podrida.

Dice al respecto el escritor francés sacrificado y condenado por los tribunales democráticos, a los que despoja con un acto incondicional de ser sometido a la humillación y la deshonra por la determinación que encarna el suicidio heroico: “El escritor político no está sujeto a la ambición del poder en la polis, ni a los intereses mediocres que benefician los cambios de chaqueta, ya que su misión es marcar con el fuego de su espíritu la estupidez de su tiempo y en su circunstancia”.

Continúa: “De tal forma que su lucha, si bien puede apegarse a ciertas posturas compartidas o incluso desahogar su soledad en un entusiasmo gregario, siempre mantiene una independencia irreductible, un sentido crítico demoledor y una rebeldía sobre todas las estructuras del poder, aun sean estas, con la imperfección de lo humano, la plasmación de sus sueños”.

Y afirma: “El escritor político es antes que nada un hombre que vive en su interioridad, en la caverna en que ninguno otro habita (Nietzsche)”.

Por ello “es que tiene una obligación cósmica y una devoción profunda con la naturaleza, en cuanto que esta es un reflejo de la perfección de un poder superior”.

Definiciones

En este sentido Drieu es contundente: “Me declaro un escritor político porque rechazo la servidumbre que impone la baja astucia y la ambición de los reconocimientos. Si aun viera que mis ideas, tan particulares y difíciles de concretarse en la realidad, como el respeto a la naturaleza, lograran edificar un orden nuevo, un sentido de la plegaria y del sacrificio, yo he de estar siempre lejano, en el bosque, en la brisa del mar y en el viento de la montaña. Nunca he de doblegar mi ser ni agachar la cabeza ante los poderes de la tierra, lleven el estandarte del rayo o las banderas rojas”.

Y agrega: “En esta postura no hay componendas; existe un coraje salvífico, una potencia heroica, una serie de valores que el fascismo revolucionario ha opuesto a la decadencia del pacifismo ciudadano burgués y a las hordas anónimas de hocicos de ratas”.

Lo peor son los socialistas burgueses cuya divisa es “primero mi pellejo que el honor”.

En cuanto a la concepción de la ciudad, Drieu es original y definitivo en una de las más interesantes y desconocidas definiciones de qué es el fascismo: “El fascismo es la defensa de la naturaleza frente a la opresiva civilización de la industria y de las máquinas”.

Cabe señalar que este normando de apostura y elegancia es un ecologista de la política que se vuelve a adelantar a su tiempo rechazando “una vida de autómatas, de ruido y de sombríos rascacielos”. De ahí su afirmación del valor de la naturaleza, de los ríos, del cielo y del mar.

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