Siria y la geopolítica mundial

Existen diversas interpretaciones sobre una eventual Tercera Guerra Mundial, que se ubicaría a partir del 11 de septiembre de 2001 y tendría como objetivo la destrucción del Islam, como antes fuera demonizado el fascismo.

Viviendas destruidas por ataques aéreos del ejército en el vecindario de al-Qossur, Siria
Foto: AP
José Luis Ontiveros
Columnas
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Existen diversas interpretaciones sobre una eventual Tercera Guerra Mundial, que se ubicaría a partir del 11 de septiembre de 2001 y tendría como objetivo la destrucción del Islam, como antes fuera demonizado el fascismo.

Sin embargo, si se estudian los papeles de Irak, Siria e Irán durante la IIGM —así nos referiremos aquí a la Segunda Guerra Mundial— ante el poder del imperialismo usurocrático anglófilo, podría perfilarse, interpretando la tesis del destacado historiador revisionista Carlos Caballero Jurado, que la IIGM no ha terminado, postura esta de mi entera responsabilidad.

En este sentido, señala: “Un conflicto con las dimensiones que tuvo la IIGM no es, en realidad, una sola guerra, sino un conjunto de ellas que se libran y solucionan simultáneamente”.

A partir de esta afirmación, un punto axial de la geopolítica es que pese al cierre formal de dicha conflagración, aun con la venganza ritual de Nüremberg, se ha seguido desarrollando en otras coordenadas, en que las mismas fuerzas con denominaciones distintas se enfrentan, a excepción de una Rusia que habría cambiado de bando, en condiciones asimétricas como efecto directo de la derrota del fascismo, derrota solo táctica y provisional.

Esto es lo que actualmente se dirime en la lucha del Islam genuino contra la Occidentafilia gangrenada y el poderoso lobby racista: el predominio de un modelo de civilización. El usurocrático globalitario o el de un nuevo orden metafísico y heroico.

La derrota no es necesariamente la destrucción física del enemigo, explica Sun Tsu, sino “el aniquilamiento de su alma”. Ello no ha ocurrido con el fascismo, que pese a todos los linchamientos mediáticos se mantiene imbatible en un núcleo a manera de un ghetto de oro, en un mundo de intereses materialistas.

Por otra parte, el fascismo presenta una simbiosis entre las aspiraciones de independencia del mundo árabe e islámico contra las potencias coloniales, en “conexión con el propósito del Eje de abatir el orden internacional”. La historiografía “vencedora” se niega a reconocer “que el Eje despertó la simpatía de los pueblos colonizados”.

Encarnaciones

No solo es la presencia de un personaje de la talla del Gran Muftí de Jerusalén, Alì al-Huseini, a favor del fascismo, de la libertad de Palestina, de la revolución iraquí, del nacionalismo panarabista sirio y de la autonomía de Irán, sino la confluencia histórica entre el panarabismo y la afirmación fascista de unir la tradición de cada pueblo con la modernidad, propósito que ha permeado el reformismo islámico y que hoy encarna la Siria del presidente Bachar el-Assar.

Si la revolución iraquí va a agitar el mundo árabe siendo destruida sanguinariamente por los ingleses, que instauraron cuatro campos de concentración a manera de Guantánamo, Siria será posteriormente el siguiente objetivo atacada desde Palestina y con una corriente de teóricos de un tipo de fascismo panarabista como el sirio Amir Shakib Arslan.

Luego del avasallamiento de Siria, agresiones inglesas que atropellaron el Derecho Internacional, se realizó la invasión anglo-soviética de Irán “que aplastó fácilmente al Ejército iraní”.

Actualmente la línea del Islam chiita que une a Teherán con Bagdad y Damasco hasta el ficticio Líbano, creado por Francia desgajando a Siria, enfrenta al poder de la americanósfera, de su principal aliado y del terrorismo wahabita organizado como invasión a Siria, por lo que en puridad no es una guerra civil.

Nuevamente los contendientes libran el combate, pero Rusia retorna a su centro espiritual como Tercera Roma. La IIGM no ha terminado.