Tendencias políticas en Argentina

El que se perfila como adversario interno importante es el nuevo peronismo.

Cristina Fernández, presidenta de Argentina
Foto: Creative Commons
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La vestigial e insustentable división entre el llano y la montaña establecida por la Revolución francesa, producto del iluminismo, no solo ha sido rebasada por Perón, quien forjara la Tercera Posición, sino que marca ya el nuevo mapa de las fuerzas políticas en Argentina.

Y no es que esté descartada otra opción —una derecha lastrada por la dictadura militar o la vetusta Unión Cívica Radical—: analizando lo que expresan la prensa argentina y varios actores políticos es posible marcar un rumbo que hasta el momento es el predominante en el ámbito del peronismo y sus corrientes.

Ya LeBon estudia magistralmente la sicología de las multitudes en un texto que aún es vigente, en cuanto su tendencia amorfa y su forma conductual inestable, sujeta a cambios drásticos y a entusiasmos y fervores efímeros, más si no ocurre un colapso de la economía, asediada por las atrevidas decisiones soberanas de la presidenta Cristina Kirchner, que confrontan el dominio usurocrático mundialista; hay un consenso en cuanto a que no se ve ninguna fuerza, fuera de la dominante peronista, que pudiera confrontar a esta en sus distintas variables, que de pronto parecieran antagónicas.

De tal forma que podrían establecerse referencias políticas como el peronismo kichnerista del presidenciable Daniel Scioli y el estratega de la restauración de un Estado nacional activo y político, Juan Manuel Abal Medina.

Este último perteneciente a una familia política connotada y cuyo padre, del mismo nombre, fue el último delegado de Perón en Argentina y que se distinguiera como asesor de don Fernando Gutiérrez Barrios en su exilio en México, ligado igualmente a su tío Fernando, figura histórica de la izquierda peronista de los Montoneros, en cuya cúpula se dio la paradoja de una izquierda nacional que provenía en diversas líneas de formaciones del nacionalcatolicismo o de formas políticas heterodoxas consideradas del todo “incorrectas”.

Resulta un símbolo de un diseño político que funda su proyecto de larga visión en la “reconstrucción de las capacidades estatales” para dotar de “coherencia y eficacia al Estado” en su gestión cotidiana.

Otros actores

No se trata, entonces, de disolver al Estado, jibarizarlo o desmantelarlo, sino de conferirle eficacia, en cuanto voluntad de poder centrada en la competencia de sus atributos, como la gobernanza, la función social y la vertebración política de la sociedad. Ello es un punto en común de las diversas franjas del peronismo.

Otro factor de poder es el peronismo sindicalista o tradicional, cuyos puntos de referencia son Momo Venegas y Hugo Moyano. Ambos estuvieron con Néstor Kirchner.

El que se perfila como adversario interno importante es el nuevo peronismo, cuya figura es Sergio Massa, quien acaba de vencer al kirchnerismo al ganar la provincia de Buenos Aires.

Cabe señalar que Juan Manuel Abal Medina, quien se desempeñó como vicejefe de gabinete entre 2008 y 2009, cuando fue director general de gestión Massa, podría ser un eslabón político entre ambas tendencias, si bien actualmente es el jefe de gabinete. Massa se perfila como un presidenciable con vasto potencial.

Tienen presencia PRO, de centro derecha, cuyo responsable es Mauricio Macri, actual intendente de la ciudad de Buenos Aires y al que se observa como un intento desafortunado de ser un Juliani porteño. Y, naturalmente, la Unión Cívica Radical, con presencia nacional pero sin arraigo en las provincias más pobladas, donde el electorado es peronista. El peronismo es, pues, el eje político de Argentina.

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