A LOS CURADORES

Requiere de una mirada educada, crítica y sensible.

Juan Carlos del Valle
Columnas
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En tiempos de pandemia curar es una palabra que cobra aún más relevancia. De acuerdo con su raíz latina, curare, un curador es un cuidador, un guardián. Es fácil entender entonces por qué los médicos o los enfermeros son curadores en tanto que custodios y conservadores de nuestra salud. Sin embargo, cuando hablamos de arte, ¿qué es un curador y cuál es su importancia?

La figura del curador de arte, entendido como guardianes de las colecciones, empezó a delinearse en el siglo XVIII con el nacimiento de las instituciones museísticas. Sin embargo, no fue hasta los sesenta que comenzó a hablarse del curador como creador y de la curaduría como una actividad creativa por derecho propio. Este fenómeno coincidió con un cambio de paradigma según el cual la idea y la teoría detrás de una obra de arte empezó a ser más importante que el objeto artístico terminado; es decir, con el surgimiento del arte conceptual. Así comenzaron a desdibujarse las fronteras entre el artista, el crítico y el curador, dando pie a rivalidades y a una interminable lucha de egos que persiste hasta el día de hoy.

Y si bien la figura moderna del crítico de arte se consolidó y reconoció desde los tiempos de Diderot y Baudelaire, la del curador pasó de ser invisible y desconocida a ser ambivalente e indefinida. Así y todo, hoy por hoy el término se ha vuelto de lo más ubicuo: cualquier cosa es susceptible de ser curada y casi cualquiera puede curar. Entre muchas otras cosas, se curan playlists de música, colecciones de ropa, contenidos digitales, planes alimenticios, el feed del Instagram y hasta los amigos. Se ha vuelto un truco publicitario de lo más trillado anunciar que tal o cual cosa ha sido “curada”, es decir deliberadamente seleccionada, por tal o cual personaje público o especialista.

Versiones

Habiendo tantos curadores entre nosotros, cabe la reflexión en torno del papel que desempeña el curador en el medio del arte actual, sus responsabilidades y sus funciones. Un curador es un narrador de historias, un comunicador experto, un constructor de valor, un revelador de conocimiento, un articulador de discurso, un agente legitimador, un generador y organizador de colecciones, guía y puente entre los artistas, las instituciones y la comunidad. Y ese acto narrativo que conlleva seleccionar y discriminar contenido requiere de una mirada educada, crítica y sensible y de un talento lógico y retórico puesto al servicio no solo del arte mismo, sino del público que lo recibe y del recinto que lo contiene.

Lo más frecuente es, en cambio, ver la versión desvirtuada de esa figura esencial para el sistema artístico. En el gremio de los curadores, de límites todavía imprecisos, existen los improvisados, para quienes el acto superficial, sin propósito ni contenido, de colgar un grupo de cuadros o acomodar objetos y organizar una fiesta de inauguración ya los convierte en curadores; están los pretenciosos, que escriben textos rebuscados e ininteligibles que, lejos de mediar y acercar, hacen el arte más intimidante e inaccesible para el público; y existen desde luego los curadores déspotas y corruptos, para quienes la curaduría es una plataforma nepotista desde donde atender sus intereses económicos personales, así como una herramienta para ostentar su poder institucional y político, una oportunidad para imponer una ideología determinada e implantar su gusto.

Necesitamos curadores que ejerzan su profesión desde la plena conciencia y desde el entendimiento lúcido de lo crucial que es su presencia vinculante, esclarecedora y visionaria para que ocurra un encuentro significativo entre el artista y el espectador y así pueda consumarse el proceso de comunicación artística; que sean absolutos convencidos del poder transformador del arte y de su potencial para hacer una diferencia en el mundo; y en ese sentido, que se acerquen lo más posible a la acepción latina de su título y se constituyan verdaderamente como guardianes infatigables, no de intereses egocéntricos y banales, sino del arte.