ARS LONGA VITA BREVIS: 25 AÑOS DE PINTURA

Estoy aprendiendo que lo más gratificante de mi profesión es la posibilidad de compartir mi trabajo.

Juan Carlos del Valle
Columnas
del-Valle,-Yummylicious,-oleo-sobre-lienzo,-30-x-40-cm-.jpg

Las personas morimos y nacemos más de una vez en una sola vida. Después de 25 años y cientos de pinturas y dibujos, decenas de exposiciones y varios libros, de incontables experiencias gratificantes y sinsabores, de personas que han venido y se han ido, es inevitable contemplar lo recorrido, no con añoranza sino con profunda gratitud y ánimo reflexivo. Y sigo aprendiendo.

Estoy aprendiendo que lo más gratificante de mi profesión es la posibilidad de compartir mi trabajo con otro ser humano; que no hay nada más fascinante que ese encuentro de espíritus que trasciende tiempo y espacio que solo puede generarse desde el arte y que, precisamente por la fuerza de ese encuentro y su potencial transformador, hay una responsabilidad inherente al acto creativo, desde el momento en que se toma el pincel hasta que se planea un proyecto de exhibición. Estoy aprendiendo que los porqués y paraqués importan y que el verdadero arte se gesta desde un lugar de servicio, sin esperar nada a cambio.

Estoy aprendiendo que no somos tan importantes, que estamos en este mundo solo una fracción de un instante; que soy un pintor más, un humano más y que desde la pintura puedo aprender un poco sobre mí mismo y atisbar el misterio que es la naturaleza humana, desde su oscuridad más abismal hasta su luz más centelleante. Estoy aprendiendo que mi relación con la pintura no es estática sino dinámica y que, si bien me nutro del exterior, las respuestas nunca están afuera sino adentro.

Estoy aprendiendo a no juzgar el trabajo de los demás, puesto que ya el hecho de apostar por una carrera en el arte implica una enorme valentía. Estoy aprendiendo a no depender de nadie para andar mi camino y a la vez he ido entendiendo más y más la importancia de formar parte de una comunidad, de compartir en vez de competir.

Estoy aprendiendo que las expectativas conducen a la frustración, que todo mundo tiene una opinión, un juicio o un prejuicio, que el artista es el que vive de su arte y que es más fácil tener un coleccionista que se convierta en amigo, que un amigo que se convierta en coleccionista. Estoy aprendiendo que nada es lo que parece excepto lo que verdaderamente es, que no siempre el arte es lo que llaman arte, que el éxito es ilusorio, arbitrario y engañoso y que el sistema dominante reconoce y legitima o desecha en función a sus intereses. Estoy aprendiendo que me importa más contar con el respeto de quienes respeto, que la fama.

Persistencia

Estoy aprendiendo a no dar nada por hecho, a valorar cada vez más las enseñanzas de mis maestros, a agradecer cada una de las oportunidades que he tenido de mostrar mi trabajo, al público que lo ha recibido y al mercado que me ha permitido ganarme la vida haciendo lo que amo. Si en algún momento yo creía que el único currículum válido era la obra misma, estoy aprendiendo que construir una trayectoria, además, suma experiencias y abre más y mejores puertas y con ello nuevas posibilidades de compartir. Aunque me mantengo firme en mi opinión sobre la importancia de un oficio y una factura de calidad, también estoy aprendiendo que el cuerpo no es inmune al rigor que esta le exige, no es infalible ni inquebrantable; se queja y se cansa y por ello atesoro cada trazo, cada pincelada y así cada pintura adquiere un propósito más intenso, una dimensión mayor.

Estoy aprendiendo a agradecer mi propia persistencia, gracias a la cual he tenido el enorme privilegio de convivir íntimamente con la pintura por 25 años, en total entrega, sin medias tintas. Estoy aprendiendo que un lienzo en blanco es un nuevo comienzo, que todavía soy estudiante: sigo curioso, sigo maravillado, sigo disfrutando y las lecciones están lejos de terminar. Después de 25 años estoy aprendiendo que todo pasa, lo bueno y lo malo; que la vida se va pero la pintura permanece.