UNA ESPERANZA LLAMADA BIDEN-HARRIS

Katia D'Artigues
Columnas
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El miércoles 20 de enero fue un buen día para el mundo. Al menos uno de esperanza en medio de las diversas crisis mundiales. Se fue Donald Trump como presidente de Estados Unidos y llegó a la Oficina Oval Joe Biden con Kamala Harris, quien será la primera vicepresidenta en la historia de ese país, una mujer, además, al mismo tiempo afroamericana y de origen asiático.

Ni duda cabe que Trump le ha hecho mucho daño a nuestro país vecino y al mundo. El hombre que con su cuenta de Twitter amenazó con hacer llover “furia y fuego” a Corea del Norte, misógino, mentiroso y narcisista y que aseguró que jamás concedería el triunfo (y que de hecho no fue a la entrega del poder, algo jamás visto), dijo que ahora iniciaría “un movimiento” .

Biden, de 78 años, presidente 46 en la historia de EU, no es particularmente inspirador pero al menos es sensato. Tiene fama de conciliador; su discurso inaugural fue todo sobre unidad, la oportunidad de un recomienzo, de lo frágil y preciosas que son la vida y la democracia.

Inició el primer día de su mandato con hechos al firmar 15 acciones ejecutivas que frenan parte del retroceso de la corrosiva era Trump.

Entre ellos está no dar más fondos para la construcción del demencial (pero atractivo para sus votantes) muro con México, regresar al Acuerdo de París sobre cambio climático y también a la Organización Mundial de la Salud. Un mandato para usar cubrebocas en edificios federales. También señales positivas para los migrantes, los dreamers y la reversión del bloqueo a ciudades santuario. Con medidas contra la discriminación.

Otra gran señal es el respeto a los derechos humanos y los organismos multilaterales. Durante cuatro años Trump los despreció a ambos. La tarea de Biden en este sentido será no solo poner reversa sino, ojalá, blindar a su país para que un retroceso así no pueda volverse a dar. No será fácil pero sí tiene una ligera mayoría en el Poder Legislativo.

Todo sucedió en un Washington pandémico y militarizado: 25 mil guardias nacionales protegiendo absolutamente todo para evitar que una escena como la del pasado 6 de enero se volviera a dar: cuando un grupo de seguidores de Trump —muchos de ellos creyentes de teorías de la conspiración y que juran que hubo un fraude en la elección— tomó el Capitolio por asalto, con violencia.

El reto que enfrentan Biden y Harris es mayúsculo. Toman el poder en un momento doloroso y duro. Hay ya 400 mil personas muertas por la pandemia de Covid-19 en el país, desempleo, recesión económica, tensión social y racial.

Y otra cosa importante que también subrayó Biden en su discurso: es un país donde durante cuatro años los “hechos alternativos”, es decir, mentiras probadas (pero en las que muchas personas están dispuestas a creer, ¿les suena aquí?), fueron gran parte de la narrativa.

Biden lo llamó “la guerra contra la verdad”. Cambiar esto es también un reto en esta era de la instantaneidad del odio en las redes que puede incendiar pastizales sociales secos. Hoy más que nunca hay que recordar que no solo los hechos sino también las palabras importan. Las palabras dan vida y matan. Ojalá también puedan unir, acercar, curar.

Ocho momentos y hechos favoritos

1. Que la bombera Andrea Hall hiciera el juramento de lealtad con voz y Lengua de Señas Americana.

2. Que haya sido Sonia Sotomayor, la primera ministra latina de la Corte Suprema de Justicia, la que tomara el juramento a Kamala Harris.

3. El choque de puños entre Harris y el expresidente Barack Obama.

4. Que Jennifer Lopez dijera en español: “Una nación indivisible, con libertad y justicia para todos”.

5. La cuenta de Twitter del esposo de Harris, Douglas Emhoff: @SecondGentleman. Su bio dice: “Segundo Caballero de Estados Unidos. Padre devoto. Orgulloso esposo de la vicepresidenta Kamala Harris”.

6. El propio gabinete de Biden, reflejo de inclusión.

7. Que el sustituto de Harris en el Senado sea Alex Padilla: hijo de inmigrantes.

8. El poema recitado por Amanda Gorman, de 22 años, que nos queda a todos y todas. “Porque siempre hay luz, si solo somos lo suficientemente valientes para verla. Si solo somos lo suficientemente valientes para serla”.