Termina el año político con falsos problemas y preocupaciones reales.
No veo a 116 millones de mexicanos reclamando en 2015: “¡Vivos se los llevaron, Vivos los queremos!” En cambio sí veo a muchos millones de mexicanos ocupados y preocupados con la temática económica, a todos los niveles, incluyendo a familias trabajadoras y consumidores; empresarios pequeños, medianos y grandes; potenciales inversionistas; funcionarios del gobierno en materia económica…
Este no es un buen cierre de año. Al momento de escribir estas líneas el precio del barril de la mezcla mexicana de petróleo se situaba en 49.74 dólares. Es una caída devastadora y representa una pérdida —del precio de junio al de ahora— del orden de los 55 dólares por barril. Es un efecto terriblemente negativo en los márgenes de decisión y acción gubernamentales si se considera que 38% de los ingresos públicos proviene del petróleo mexicano.
El dólar se ha fortalecido frente a casi todas las monedas importantes del mundo. Dicho de otra forma, devaluaciones menores o mayores de casi todas las monedas importantes del mundo. El peso mexicano no ha escapado a esa situación, tanto por la fortaleza del dólar como por efecto de la disminución en el precio del barril de crudo, lo que ha llevado a que por primera vez en cinco años la relación peso-dólar se sitúe por arriba de 15 por uno.
El nivel riesgo-país de las calificadoras nacionales de crédito incrementó el de México de 156 puntos base a 211, más de 50 puntos por arriba que en las mismas fechas del año anterior.
La inflación concluirá el año con una tasa arriba de 5%, freno al crédito y, en balance, una tasa de crecimiento económico de la nación no mayor a 2.2%, 17 puntos por debajo de la tasa estimada al inicio de 2014.
Cautela
El tema de la baja del petróleo al parecer no es un problema solo de una coyuntura adversa. Se mantendrá la sobreoferta de los integrantes de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) y Estados Unidos seguirá incrementando sus niveles de producción de crudo para alcanzar su autosuficiencia en 2017.
Se ha debatido qué tanto puede afectar la caída de los precios a la recientemente aprobada apertura energética de México. Precios a la baja en el presente pueden implicar una restricción o el encarecimiento del crédito a algunos proyectos involucrados en lo que se llama la Ronda Uno, que ya fue el paso decisivo del gobierno mexicano a facilitar la inversión privada, nacional y extranjera en la exploración y explotación de petróleo.
Sin embargo, el efecto no es mayor en las inversiones para todo el sector, ya que la mayoría de los proyectos en la industria son de largo plazo, más allá del actual ciclo de baja de precio.
Ello no implica, de todas formas, que las inversiones petroleras en México se realicen al inicio con el ritmo con el que se planteó la reforma energética a mediados de 2013. Esto es un elemento de retraso en algunas inversiones sin que afecte negativamente al conjunto de inversiones en el mediano y en el largo plazo.
Es difícil que se revalúe a corto plazo el peso mexicano. Eso beneficia a los exportadores nacionales en productos finales, pero también les afecta en partes y componentes de importación. Y, desde luego, encarece muchos productos a consumidores mexicanos.
Es probable, en ese escenario, que la tasa de crecimiento económico prevista tenga que ser revisada a la baja. Un año de incertidumbre y turbulencia. De cautela y una obligada disciplina financiera para todos los agentes económicos.