El arte de lo efímero

Finalmente se aprobó la reforma laboral, con la exclusión de los artículos 388 Bis y 390, relacionados con la vida interna de los sindicatos. 

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Juan Gabriel Valencia

valencia.juangabriel@gmail.com

Finalmente se aprobó la reforma laboral, con la exclusión de los artículos 388 Bis y 390, directamente relacionados con la vida interna de los sindicatos. Hay que recordar que en la primera vista de la iniciativa preferente enviada por Felipe Calderón, el PAN y el PRD en el Senado habían adicionado aquel proyecto con los artículos 388 Bis y 390, que significaba convertir una reforma laboral en una reforma sindical y desnaturalizaban la iniciativa del presidente de la República.

Finalmente la Cámara de Diputados la devolvió al Senado, aprobada sin esos artículos. Este hecho estuvo precedido del anuncio, con bombo y platillo, de la supuesta alianza entre el PAN y las izquierdas para dizque impedir el regreso y la restauración del autoritarismo priista. El intento duró una semana, ya que la diputación panista no votó en bloque por la aprobación de los artículos mencionados.

Es cierto que se produjo una ruptura en la alianza PAN-izquierdas y el PRD calificó de rajones a los panistas, pero en política nada es duradero.

Condiciones

Si esta efímera alianza duró apenas una semana, igual se recompone a la siguiente, sobre todo si hay elecciones de por medio y traiciones dentro del partido mayoritario. ¿Eso en qué beneficia a la población? Es un misterio, pero hay la evidencia, probada, de que sí reporta votos.

No está claro de qué le sirvió a los sinaloenses, poblanos o oaxaqueños que sus gobernadores surgieran de alianzas de la derecha con la izquierda. Tal vez en los tres casos hay muy buenos gobernadores, no lo dudo; pero en términos políticos duraderos, ¿qué significaron esas alianzas? Nada. Por lo menos al PAN y al PRD, los separaron.

La distancia histórica y programática entre ambos partidos es demasiado grande para poder construir alianzas sustantivas. Lo que pretendieron hacer en términos legislativos era lo que algún politólogo llamaba una coalición sin objetivo; y no se sostuvo más de siete días, porque en cuestiones de fondo, más allá de lo electoral, PAN e izquierdas son el agua y el aceite.

Hasta por razones de clase no se mezclan. No nos sorprenda, sin embargo, que el próximo año, con 14 elecciones locales en ciernes, nuevamente intenten reeditar la experiencia aliancista promovida por César Nava y los Chuchos. Y no nos sorprenda que tengan cierto éxito, sobre todo en la muy problemática gubernatura (para el PRI) de Baja California.

No hay ganancia de mediano plazo para las organizaciones políticas y la gente se queda con la impresión pasado el triunfo, o la derrota, no importa que el único afán sea obtener posiciones de poder y no el de ofrecer soluciones conjuntas a los grandes retos que encara la población en su vida cotidiana. La reforma laboral se logró porque hace más de 40 años no había habido modificaciones a esa legislación y en esas cuatro décadas las condiciones del país habían cambiado: privó el mandato mayoritario del PRI y la sensatez de un panismo que no quiso renunciar a sí mismo.

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