El paso de los días

El gobierno de Enrique Peña Nieto no pierde tiempo, aunque es prematuro saludar resultados y logros.

Juan Gabriel Valencia
Columnas
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Presentación de la reforma educativa
(Foto: Internet)

Podrá haber muchos sanamente escépticos, pero no se le pueden escatimar al nuevo gobierno federal decisiones de políticas públicas, rápidas.

Comentábamos la semana pasada los temas de las 13 decisiones del discurso inaugural y los 95 asuntos que abarca el Pacto por México.

De esos 95 algunos son de extrema complejidad y enfrentarán durísimas resistencias, ya no digamos sólo de los adversarios de EPN, sino incluso dentro de su partido y de los legisladores de su partido.

Sin embargo, se agradece el ritmo de quehacer gubernamental.

Se perdieron doce años y hay que rescatar con premura ese tiempo.

Está en análisis el Paquete Económico para 2013.

Como bien se ha dicho, se plantea un presupuesto inercial que no podría ser de otra forma.

Para que fuera distinto tendría que haber antes una reforma hacendaria integral, que se enviará al Poder Legislativo hasta el próximo año y que vaya uno a saber si saldrá adelante.

Sin embargo, sin esa reforma hacendaria no puede darse un cambio de fondo al Presupuesto de Egresos de la Federación.

Siguen pendientes muchos nombramientos dentro de la administración pública federal, quizá debido a obstáculos innecesarios puestos por los senadores del PAN y el PRD a la aprobación de la Ley Orgánica de la Administración Pública.

No es un buen indicio hacia el futuro. Ya veremos.

Mención por separado merece la anunciada reforma constitucional en materia educativa.

Para cualquier persona sensata está claro que el país seguirá en la mediocridad de crecimiento económico y en la pobreza si no se hace una reforma educativa a fondo, tanto en calidad como en cobertura.

No es un secreto el raspón mayor que tuvieron en 2004 el actual secretario de Educación y la líder del magisterio nacional.

Tanto, que le costó a Elba Esther Gordillo la coordinación de la fracción parlamentaria del PRI en la Cámara de Diputados cuando, empecinada en impulsar una reforma fiscal afín al foxismo, los priistas se rebelaron; y con el paso del tiempo acabó no sólo fuera de esa coordinación, sino de ese partido.

Fondo

El planteamiento de la reforma educativa a cualquier extranjero le llamaría profundamente la atención, porque lo que se plantea, al menos en esta etapa, es lo mínimo que tendría un sistema educativo de un país desarrollado, como es la evaluación de quienes acceden a la carrera magisterial; el ascenso sólo por méritos profesionales; la prohibición de plazas hereditarias o vendibles; la realización de un censo para que el país sepa cuántos alumnos existen en la matrícula y cuántos maestros efectivamente imparten clases.

Asimismo, se anticipa la meta de alcanzar 40 mil planteles escolares de tiempo completo.

Es increíble que todos estos elementos no se tuvieran desde hace 30 años, por decir algo.

No es suficiente; se empieza por lo básico y ahora descubrimos con sorpresa que no se tenía.

Todo indica que la reforma educativa habrá de ser aprobada. A pesar de voces disidentes del magisterio tradicional.

Es un primer paso que tiene que abrir camino a que, en vez de que se discuta si los maestros tienen que ser o no evaluados, los especialistas mexicanos deliberen y resuelvan la materia de fondo, como es la didáctica de las matemáticas, la enseñanza del idioma, el aprendizaje a pensar, la formación permanente y la impartición de valores cívicos de respeto a la ley, así como de ambición a metas elevadas de competitividad y productividad tanto individual como colectiva.

Ese es el fondo.