La reforma fiscal, a discusión

Juan Gabriel Valencia
Columnas
La reforma fiscal, a discusión
Foto: NTX

Las ciencias sociales no son ajenas a contingencias y la economía no es la excepción. Reconocer la necesidad de introducir correcciones en el diseño de la política económica no es, como muchos quisieran verlo en una especie de amarillismo, la evidencia de un error sino simplemente madurez intelectual para discutir y eventualmente introducir correcciones al modelo.

Al parecer ese es el caso de la política fiscal que comenzará a debatirse en septiembre dentro del paquete económico 2016.

Las reformas fiscales que entraron en vigor en 2015 generaron diversas inconformidades, aunque fueron discutidas y aprobadas bajo condiciones que han cambiado a lo largo de estos ocho meses.

A la hora de escribir estas líneas la mezcla mexicana de petróleo se encuentra en 39.40 dólares por barril, un decremento de 60% respecto de su precio en el primer semestre del año pasado. La cotización del dólar al menudeo se ubica en 16.70 pesos. Estas dos variables tienen un severo impacto en las finanzas públicas, tanto por el lado de los ingresos petroleros, como por el costo del servicio de la deuda.

A pesar de los recortes anunciados es claro que la política económica necesita, por un lado, estimular el crecimiento económico y, por otro, sostener un nivel adecuado de gasto público.

El crecimiento económico no puede darse sin inversión. Es claro que la inversión privada no ha podido aumentar en el monto requerido para que el país deje atrás un crecimiento económico mediocre. Y la inversión privada, a diferencia del pasado, es la principal determinante en la inversión bruta de capital que se realiza en México actualmente. Ese es un dato y se necesita revisar la estructura fiscal para estimular al sector empresarial. Por ello uno de los temas a discutir con objetividad y sin prejuicios es el de las deducibilidades que permitirían una mayor inversión de dinero en el aparato productivo. La postura de la autoridad política es flexible y abierta al diálogo. Aunque a nadie le gusta pagar impuestos, es posible que gobierno e iniciativa privada encuentren fórmulas para la creación de incentivos.

Hora

Otro tema es el del dilema entre modificaciones marginales o de fondo a la estructura fiscal. El nivel de tributación en México no llega a 11% del PIB, a diferencia de otros países de nivel de desarrollo semejante donde alcanza 20% o más. Modificaciones marginales ha habido gran cantidad a lo largo del tiempo y el problema sigue sin resolverse de fondo.

A partir de 1996, todavía con la memoria muy reciente de la crisis económica de 1995, hablar de la generalización del IVA se volvió una herejía. Pero es hora de reabrir el tema, aun cuando política y electoralmente resulte costoso.

Se ha repetido hasta el cansancio que si se generalizara el IVA la tasa podría disminuirse e incluso podría bajarse el porcentaje aplicado al Impuesto Sobre la Renta sin ocasionar una merma absoluta en la recaudación total.

Ya pasaron las elecciones. Es hora de discutir la política fiscal en serio.