EL CORRIDO DE ANDRÉS LÓPEZ Y EL VAQUERO JOE

Biden no estará dispuesto a ignorar los problemas internos de México.

Juan Pablo Delgado
Columnas
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¡Ahora sí, raza! Estamos a un mes de la toma de protesta y nada puede detener lo inevitable: Joe Biden será el próximo presidente del imperio yanqui.

En las últimas semanas hemos visto el rotundo fracaso de Donald Trump y sus múltiples intentos por robarse la elección. Fueron decenas de casos llevados ante tribunales (incluyendo a la Corte Suprema) y en ninguno se estableció algún tipo de fraude o incluso algún error que pudiera cambiar el resultado electoral. Al momento de escribir esto el Colegio Electoral acaba de ratificar el triunfo de los demócratas. ¡Boom!

Pero si algo queda claro es esto: el Partido Republicano ha abandonado todos sus principios democráticos y ahora solo se empeña en apoyar las tendencias autocráticas de un Calígula desquiciado. ¡Una vergüenza!

Mejor ni hablar de eso. Pasemos mejor al terreno de la especulación: ¿Qué acciones definirán a la presidencia de Joe Biden? En la columna anterior apunté algunas de las victorias diplomáticas que podría realizar en sus primeros días. Si no las recuerdan ahí les van: cambio climático (volver al Acuerdo de París; algo que Joe dijo que hará “el primer día”); salud global (regresar a la OMS); comercio (reforzar a la OMC); derechos humanos (reintegrarse al Consejo de Derechos Humanos de la ONU) y Occidente (remendar la relación con Europa y Canadá).

En aquel texto quedó pendiente revisar la agenda del vaquero Joe con nuestro México lindo y querido. De esto hablaremos hoy. Así que, sin más demora, a darle que es mole de olla.

Cambios

Lo primero que debemos entender es que el peor escenario para AMLO fue, precisamente, el que sucedió: Biden ganó la elección.

Esto es sumamente grave para nuestro presidente porque de acuerdo con Duncan Wood, director del Mexico Institute en el Woodrow Wilson International Center for Scholars, el acuerdo tácito entre Trump y López Obrador era muy simple y completamente transaccional: si México controlaba la migración centroamericana EU no se metería en los asuntos mexicanos.

Con la llegada de Biden las cosas cambian drásticamente. Bien dice Wood en entrevista con WPR que Biden es un político “institucionalista”. ¿Qué significa esto? Que a diferencia de la diplomacia “personalista” que define tanto a Trump como a AMLO, Joe buscará crear estructuras institucionales para tratar temáticas bilaterales de importancia; algo evidente durante la administración de Peña Nieto, cuando fungió como arquitecto de múltiples diálogos económicos de alto nivel.

De entrada ya tenemos broncas. Porque mientras AMLO seguramente seguirá abogando por una soberanía aislacionista, Biden no estará dispuesto a ignorar los desplantes de Morena o los problemas internos de México.

¿A qué nos lleva esto? Sin duda a una relación repleta de tensión y desconfianza. AMLO hará todo lo posible por mantener la cooperación al mínimo con EU, mientras que Biden buscará un acercamiento más agresivo.

Wood indica que lo ideal para Biden sería enviar un mensaje enérgico a México desde muy temprano en su presidencia. Aquí deberá plantear las nuevas prioridades de EU, las cuales ya no se centrarán solo en el tema migratorio sino que exigirán cuentas en temas como comercio; el respeto a las inversiones económicas de los gringos; el tráfico de drogas; el crimen organizado; el combate a la corrupción, y acciones para contrarrestar el cambio climático.

¿Cómo se estará preparando la cancillería para jugar en las Grandes Ligas? Imposible saberlo, aunque seguro la clásica frase de Dorothy ha pasado en algún momento por la mente de AMLO: “Toto, I’ve got a feeling we are not in Macuspana anymore”.