EL REGRESO DE IL DUCE

El monstruo aparece de nuevo para amenazar otra vez al mundo.

Juan Pablo Delgado
Columnas
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El domingo 28 de febrero, luego de un periodo que los historiadores recordarán como “El breve silencio”, Il Duce en el exilio regresó triunfante.

Saliendo de un pantano (Mar-a-Lago) para arribar a otro (Orlando), Donald Trump se volvió a coronar con laureles de miedo y odio durante su participación en la Conservative Political Action Conference (CPAC). Ahí el ogro naranja subrayó que el camino que inició hace cuatro años “está muy lejos de terminar”. Su discurso inició y terminó entre aplausos y vítores, eliminando cualquier sospecha sobre su muerte política.

No les diré más de su discurso, en parte porque no quiero aburrirlos y en parte porque no se dijo nada nuevo. Fue una colección de los “grandes éxitos” que vimos durante sus dos campañas electorales y su presidencia; melodías como “seguiremos ganando”, “luchar contra el radicalismo de los Demócratas”, “derrotar al establecimiento político” y otras tantas. Sorprendió, eso sí, por una confesión: “No comenzaré ningún partido político nuevo (pero no hay necesidad), ya tenemos al Partido Republicano”.

¡Así las cosas, señores! No duramos ni dos meses y ahora el monstruo aparece de nuevo para amenazar otra vez al mundo. Les recuerdo que no llega solo: detrás de él hay un partido político secuestrado y millones de seguidores fanáticos.

La pregunta relevante ahora es: ¿qué forma tomará el movimiento de Trump en el corto o mediano plazo? Al respecto, quisiera compartirles las opciones que nos señala la periodista Yasmeen Serhan en The Atlantic.

Modelos

1. El caso Berlusconi Silvio Berlusconi fue “el Trump antes que Trump”. Un empresario multimillonario, estrella de la TV, populista en contra del “establishment” y mujeriego irredento. Al igual que Trump su carrera política se definió por escándalos, juicios e investigaciones judiciales, algo que nunca le quitó sus altísimos niveles de aprobación. Esta popularidad le permitió tener varios regresos triunfales al escenario político de Italia. ¿Logrará Trump emular a su compadre italiano? ¿Mantendrá ese culto de personalidad que también tuvo Silvio? ¿Mantendrá el control del Partido Republicano como Silvio dominó a Forza Italia? Sea como sea, una gran diferencia entre ambos es que Berlusconi siempre reconoció sus derrotas electorales sin grandes incidentes.

2. El caso Perón El arquetipo de todo populista contemporáneo, Juan Domingo Perón, creó en la década de 1940 una fuerza política que traspasó fronteras y sobrevivió incluso a su muerte. ¿Cuál fue su secreto? Que al haber sido derrocado y exiliado en un golpe de Estado, Perón pudo crearse una “narrativa de victimización”. Un sentimiento de agravio similar ya permea a los seguidores de Trump, quienes insisten en que la elección de 2020 fue robada. Incluso si Trump no compite en 2024 la ideología del “trumpismo” (como la del “peronismo” en Argentina) seguramente definirá a los candidatos que surjan del bando republicano.

3. El caso Fujimori Otro tipo de populismo que sobrevivió la pérdida de su líder. Al igual que el peronismo en Argentina, la ideología del expresidente Alberto Fujimori sigue siendo una fuerza política dominante en Perú. ¿La principal diferencia? Que el fujimorismo se mantuvo dentro de la familia del fundador; y hoy los hijos de Fujimori, Keiko y Kenji, lideran facciones rivales del movimiento. Algo muy similar ocurre con el trumpismo, donde Don Jr. e Ivanka toman banderas divergentes, aunque ambos buscan ser los herederos del trono que dejó su padre.

Queda claro que el trumpismo actual muestra características de todos estos modelos. Aunque bien indica Serhan que el movimiento de Trump seguramente será más similar al fujimorismo que al peronismo. Eso sí, sea cual sea el estilo que adopte, una cosa es totalmente segura: el trumpismo llegó para quedarse.