LA INCREÍBLE Y TRISTE HISTORIA DEL SOLTERO BARTLETT

Una buena pareja está al pendiente, interesada y aprende de lo que hace su pareja.

Katia D'Artigues
Columnas
Foto: Especial
Foto: Especial

Por Katia D’Artigues

Ay, lector, lectora, ¿por qué somos misóginos los y las mexicanas? En esta columna quiero defender a Manuel Bartlett y a Julia Abdala Lemus.

Se ha provocado revuelo porque, vía una investigación periodística hecha por la reportera Arelí Quintero, de inmediato asumimos que lo que tiene Abdala Lemus es gracias a su relación de más de 20 años con el político.

Bartlett, quien casi toda su vida se ha dedicado al servicio público, es un sobreviviente notable del priismo —gobernador y dos veces secretario de Estado—, de la transición democrática y ahora resucitó en la $t, perdón, la 4T (el signo de $ está en el mismo lugar que el 4 en el teclado).

Si Bartlett puede tener un alto cargo en la primera administración de izquierda en el país después de que esa misma izquierda lo acusó de “tirar el sistema” para hacer ganar al archienemigo Carlos Salinas de Gortari, las propiedades y empresas qué. Es un ejemplo de superación, resiliencia y transformación (ya no se diga “purificación”, como dice nuestro presi).

Confieso que sí me indigné, por solidaridad femenina, cuando en un encuentro con la prensa parecía que el ahora titular de la CFE negaba a la que públicamente es su pareja. Escribí en Twitter que tomara sus muchas cosas y se fuera con alguien que la valorara.

Pero ya lo aclaró Bartlett: son una pareja moderna. Su relación es “afortunada” (así lo dijo). No se han casado y cada quien tiene su casa (o casas —ese debe ser parte del éxito no matrimonial: la variedad). Por eso tampoco es su concubina. Solo es su pareja sentimental y esa no está en ninguna ley. Háganle como quieran.

Por más que Abdala haya tenido un perfil en Linkedin que ya está borrado pero que queda en la búsqueda de Google aún como “Julia Abdala de Barlett” (https://bit.ly/2pp2xtX). Seguro se lo abrió algún conservador que no entiende que las mujeres no son “de” nadie.

Sospechosista

Compras a precio de ganga. Abdala —y también el resto de la familia— compró propiedades en zonas exclusivas de la Ciudad de México a bajos precios. Bueno, es que sabe comprar y dónde. Si usted encontrara una casota en las Lomas a solo cuatro millones 500 mil pesos aunque con un valor de mercado de 48 a 70, ¿no aprovecharía? Siempre hay alguien que tiene que vender por una emergencia. Tiene todo eso por ahorradora: no la critiquen por cuidar la quincena. Eso sí, también tiene suerte: le siguieron vendiendo inmuebles así.

¿Que todo lo compró después de iniciada su relación con Bartlett? Una casualidad, no sea sospechosista.

Es empresaria diversificada. Aunque se le conozca más por su cargo como presidenta de la asociación sin fines de lucro Abdala tiene varias empresas. ¿Que algunas se ligan con los temas en los que estaba involucrado Bartlett en el Senado y luego en la CFE? Una buena pareja está al pendiente, interesada y aprende de lo que hace su pareja. ¿Quieren que se tape las orejas?

Tidures, por ejemplo, es una línea que le vende mucho a señoras adineradas. Hace bien: a los fifís hay que criticarlos, cuestionarlos, mal mirarlos en todo caso, pero dejarles de vender cosas, jamais! (en françés).

Si se alió de alguna manera con José Juan Janeiro Rodríguez, presunto artífice del esquema de empresas fantasmas de Javier Duarte, mismo que fue detenido en una casa de su propiedad, ¿por qué no pensar que fue a propósito? ¡En una de esas ella hasta fue la whistle blower para que lo detuvieran! Además el señor decidió colaborar con la justicia. ¿Y si era un espía infiltrado por la misma Abdala? Un servicio a la nación.

Si Abdala logró esto no es de extrañarse que sus hijos también tengan terrenitos. Como León Manuel Bartlett Álvarez: 17 hectáreas en Valle de Bravo a sus 24 añitos. Así son los genes, no sean envidiosos.

No hay nada que ocultar, así que ¡bien porque Xóchitl Gálvez presente una iniciativa que obligue a que se confirmen las declaraciones patrimoniales y tengan que decir quiénes son sus parejas (a ver cómo lo prueban) y hasta quiénes son sus amigos!

Si los funcionarios se quedan sin cuates pues será por servicio a la patria, ni modo.

Hasta dentro de 15 días. Mientras, pórtense bien porque si no ya sabe que se le puede acusar con su mamá ¡y hasta con su abuelo o abuela! Qué miedo.