¿A QUIÉN VACUNAR PRIMERO? SÍ HAY UN DILEMA

Katia D'Artigues
Columnas
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Margaret Keenan, una mujer británica de 91 años, pasó a la historia por ser la primera persona en el mundo en ser vacunada contra el virus que puso de cabeza al mundo este 2020: el SARS-CoV-2. El primer hombre, gran gesto y reconocimiento a la historia de Gran Bretaña, de 81 años, se llama nada menos que William Shakespeare. Sí, como el inmortal escritor que puso en voz de Hamlet el dilema de “ser o no ser”.

Aquí en México, una vez aseguradas las negociaciones para obtener (muy) poco a poco las vacunas (un buen trabajo del canciller Marcelo Ebrard y su equipo que incluso —increíble— tuvieron que sufrir trabas burocráticas y grillas de la Secretaría de Salud), se anunció el 8 de diciembre en la conferencia presidencial de la mañana quiénes la recibirán primero y quiénes después.

El criterio fue solo de edad, tras el consenso mundial de que primero debe ser vacunado (lógico y obvio) todo el personal de salud que está en la primera línea de lucha contra la epidemia. Tras ellos la vacunación comenzará por las personas más mayores y terminará con los menores de 35 años, que podrían recibir la vacuna hasta marzo de 2022.

Me parece una mala idea y explico por qué. Primero porque la respuesta de la SSA no se da en consonancia y congruencia con lo que particularmente el subsecretario Hugo López-Gatell ha dicho una y otra vez para justificar que en México ya tengamos más de 100 mil personas muertas y que nuestra tasa de mortalidad sea una de las más altas del mundo.

¿No que eran la obesidad, la diabetes, la hipertensión las principales comorbilidades para explicar el gran número de personas muertas en el país por este virus? ¿No se debería dar prioridad también a ellos independientemente de su edad?

Yo creo que sí. Y también tomar en cuenta a otros grupos de riesgo que han quedado claros en la pandemia alrededor del mundo (con estudios; lamentablemente ninguno mexicano que conozca): sin duda las personas mayores, sí, pero también aquellos que viven o trabajan en espacios confinados, por ejemplo. O los que se dedican a actividades esenciales no médicas. Los que tienen problemas vitales con mantener una sana distancia, como algunas personas con discapacidades o que actualmente están en una prisión.

Otros países

De Gran Bretaña a Escocia, España, Estados Unidos o Colombia las autoridades sanitarias sí han hecho diferencias sobre quiénes deben recibir la vacuna primero.

En Gran Bretaña, por ejemplo, primero se invitará a personas de más de 80 años a vacunarlas pero también al personal que trabaja con ellas, hasta en cuidados domiciliarios.

Para Escocia la secretaria de Salud, Jeane Freeman, dijo que los primeros son el personal de salud que administrará las vacunas, luego residentes y personal de hogares para personas mayores, después todos los de 80 años y más, trabajadores de atención social y de salud de primera línea.

Estados Unidos vacunará primero a los casi 20 millones de personal de salud. Pero también el Center for Disease Control and Prevention (CDC) recomienda que se extienda a empleados y residentes de estancias de cuidado de largo plazo, de nuevo, como casas hogar para ancianos, seguidos por trabajadores esenciales que se aseguran de que los bienes y necesidades de otros se cumplan y que no pueden teletrabajar y personas con condiciones médicas previas que podría comprometer su sistema inmune.

Por lo que a España toca, en la fase 1 el Ministerio de Sanidad pone al personal sanitario de primera línea, otro personal sanitario y sociosanitario, residentes y personal en residencias de personas mayores y con discapacidad y también personas con discapacidad con grandes necesidades de apoyo que no estén en instituciones.

En Colombia el ministro de Salud, Fernando Ruiz, anunció que los planes de vacunación primero cubrirán a los trabajadores de la salud, luego a los mayores de 60 años y a población con comorbilidades como primer gran grupo.

Tanto estudios de EU como de Gran Bretaña documentan que, por ejemplo, las personas con discapacidades intelectuales y del desarrollo tienen tres veces más posibilidad de morir por Covid-19 que sus pares sin discapacidad.

Como verá, en muchos otros países el plan de vacunación tiene sus distintas prioridades pero la verdad es que sí prevén otras condiciones que no son exclusivamente las de la edad. Y no estaría mal que en México también lo cambiáramos. Estamos aún a tiempo.